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Leo a Steven Pinker, en mi inglés de chancletas, que raya en un optimismo que en nada presagia malos momentos cuando se refiere al progreso de la humanidad. Sin arrobos contestatario vitales – que no prevé – significa que : “La mayoría de la gente, estará de acuerdo en que la vida es mejor que la muerte; la salud mejor que la enfermedad; la alimentación mejor que el hambre; la paz mejor que la guerra; la seguridad mejor que el peligro; la libertad mejor que la tiranía; la igualdad en derechos mejor que la discriminación; el conocimiento mejor que la ignorancia; la inteligencia mejor que la contemplación del mundo; la felicidad, mejor que la miseria…, la posibilidad de disfrutar de la familia, los amigos, la cultura, y la naturaleza, mejor que un trabajo penoso y monótono. Todo eso, se puede medir y hasta lograr a lo largo de los años. ¡Eso es progreso!”
Leo a mi regadera, - con su jodida manía de enseñarme fotos de cipreses que presagian mi lúgubre finiquito - y me dicta: “En esta Expaña, donde se tiene muchas prisas para llegar a ninguna parte.... Donde los asnos y sus rebuznos adquieren tesis doctorales, no se es nadie sin un Máster que adorne la esquina de tu casa. Que es mejor desaparecer que no exhibir un diploma en sus paredes; que careces de salud y abocado a la enfermedad cuando te tienes que esconder cuando presentas un simple Graduado. Que no te puedes alimentar de lo conseguido en estudios y seguro que pasarás hambre; que tu paz interior te aboque a una guerra donde los demás han conseguidos titulaciones “por ser vos quien sois; que la seguridad en proyectos intelectuales sin padrinos, pone en peligro tu carrera y quizás lo único que puedes ostentar, es que has pasado de la ignorancia a la réplica cuidadosamente sumisa.
Leo el malabarismo académico de nuestros actuales regidores de la vida político/social, (Mi adorada Cifuentes – me amarga su indiferencia a mi frenesí y libido amoroso - al cazado Casado, a la mogote Montón y últimamente – esperando nuevas viandas que presida nuestra mesa – al poco gesticulante Sánchez) cargados de Máster o actividad académica real o ficticia de los próceres de la política sin saber o notar que la honradez e integridad en un cargo, no necesita avales académicos. Esos Máster que pululan con pies pero sin cabeza y que se estrellan si no presentan una acreditación que los sostengan ya que si no lo portan, pareces abocado al destierro público ya que no despiertas confianza.
Y es curioso, que entre gentes de indignantes presencia, el único que se salva, es aquel que intenta acabar con nuestra democracia. Terrorista patrio subvencionado por Venezuela, Irán y cédulas “durmientes” de Villanueva del Trabuco, que tiene todas las titulaciones que muchos que ostentan el poder, carecen, envidian, y no le perdonan. ¡Perplejidad!..., ¡Ahora, resulta que el más honesto es nuestro Pablo Iglesias!
Leo a familias de clase media en continuo sacrificio para que sus hijos/as tengan un futuro mejor. Escasos recursos desde su cuna pero haciendo esa familia ímprobos esfuerzos, tanto económicos como es recortar parte de lo destinado a ellos para una vida más apacible y que fielmente y con orgullo, se desprenden de ella para el acceso a la cultura de su prole. Sacar a sus hijos/as del ostracismo y desventuras en que han vivido parte de su vida e imprimen compromiso a alumnos/as a que se parten el pecho en sus estudios. Muchos sacrificios y privaciones para ese futuro de no carestía de los suyos y que se han comprometido para mejor sapiencias de los que les siguen. Institutos; Universidades, pisos en alquiler, dinero que carecen para nuestros jóvenes que ven con ira y furor como sus gobernantes, la única cualidad o Máster que demuestran, es la facilidad de palabra para, convencer mientras ellos, nuestros jóvenes…., accesible a un Máster de la supervivencia.
Estamos inmersos en un País donde el candidato, si no expone el credo de los diplomas, no son creíbles en que resulte el éxito de su acción política, quizás por ello, nos gobierna un aquelarre de impostores/embaucadores. El no tener formación académica, se intentar engañar al personal con triquiñuelas culturales que nuestro Francisco de Quevedo reflejaba muy bien.
Leo a José Ángel Marín en IDEAL-Almería, que “la clase política se ha convencido a si misma que la bula universitaria, (que no es papal…pero casi) y que sirve para verter púrpura para agenciarse presidencias o por un carguillo ignorando que el poder real reside en el Pueblo –añado - lo cual es igual que acaparar una licenciatura a trompicones…, la mitad de cuarzo del doctorado al igual que el barniz de un Máster”
Lamentable: Muy lamentable que nuestras Universidades se hallen todas bajo sospechas. Denigrante que se estudie la procedencia del alumno antes que sus aptitudes. Deshonroso que rectores comparezcan ante la Justicia. Degradante que nuestros dirigente accedan a un Máster o Doctorado a través de Agencias de Información tipo TIA de Mortadelo y Filemón. Otra cosa, sería que nuestros jóvenes manejaran la Universidad y alfombras de plástico en su salida a Decanos caducos y adocenados donde siempre deben algo acumulando prebendas y favores.
Juan Marcelo
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