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Son muchos lo que aún no son conscientes de la importancia de los hechos que ocurren en Catalunya. Que solo ven por un ojo, por aquel de los que intentan gritar o hacer ver la posición, de parte, del actual Estado español. Eso forma parte de la estrategia de un sistema político, centralista y cercano al pensamiento único, con una genética franquista que son incapaces de quitarse de encima.
Un actual sistema político que, si ha sido capaz capaz de mantenerse en el poder, ha sido a consta del miedo genético de los españoles a la verdadera libertad. Al miedo a volver a los enfrentamientos pasados.
Vacuna sin duda alguna que ha durado cuatro décadas, pero que del mismo modo ya ha llegado su fecha de caducidad. Ese sistema ya caduco, que mantiene un Estado aún más caduco basado en una Constitución de 78 inerte, inmobilistas, desfasada e inútil para la sociedad actual, tiene hoy, y a la vista esta, un verdadero y definitivo problema: los ciudadanos hemos perdido el miedo a expresarnos. Ya no basta con dejarnos gobernar, queremos ser decisivos y para ello, contamos con el mayor arma de la democracia, de los demócratas: Las Urnas.
La política actual que representan los partidos estatales es incapaz de entender que están obligados a reformar su pensamiento, estructura y modos de trabajar. Deben entender que el tiempo de Gobernar en nombre del pueblo, pero sin el pueblo más allá de depositar una papeleta con poderes ilimitados ha terminado y, que ahora los ciudadanos quieren ser parte activa. Contra esta hecho ya incuestionable e indiscutible, solo han sido capaces de enrocarse con unas leyes en las que ya no cree nadie por injustas e inútiles.
El ejemplo más claro de ello es la actual situación de Catalunya, Eskadi o Andalucía, Naciones sin Estado reconocidas ya por muchos parlamentos europeos, y que el Estado español es incapaz de reconocer como tales. No sólo es incapaz de reconocer dicha realidad, sino que, además pone todos los medios para impedir que los ciudadanos ejerzan su derecho a decidir o/y opinar en las urnas, mediante la utilización de la justicia. Como resultado de todo ello, han provocado un problema que se agranda día a día y de cada vez, más difícil solución. Han logrado enfrentar Ley con Democracia, y eso es más que grave.
El caso más evidente es el de la Presidenta del Parlament de Catalunya Carmen Forcadell, procesada por ejercer su misión como presidenta de un parlamento democrático, elegido de modo democrático por el pueblo catalán, y anunciar que el pueblo será convocado al derecho más sagrado de la democracia, a las urnas. Gravísimo atentado contra la Ley según opina el Gobierno del Estado español, contra las Leyes al servicio del propio Gobierno en contra de sus propios ciudadanos en clara y fragante contradicción.
Por todo ello, en Catalunya, con los catalanes, y digo bien con y no los, porque lo que esta en juego, no atañe solo a ellos, sino a todos, ya que lo que está en juego es la propia democracia. En política se debate con política. En democracia los problemas se solucionan con política, y si esta falla, con las urnas, pero nunca con la intervención de ningún poder judicial.
Las leyes cuando dejan de ser útiles, hay que cambiarlas, porque en caso contrario dejan de tener sentido y dejan de ser leyes. De este elemento básico mana el craso error del Gobierno, de intentar parar un proceso democrático con unas leyes injustas, caducas y por tanto sin valor judicial alguno, en vez de con más política y más democracia.
Ha llegado el momento de ponernos manos a la obra, y apoyar sin fisuras de ningún tipo, al esfuerzo democrático de las instituciones catalanas apoyadas por el pueblo de Catalunya. Ha llegado el momento de luchar por el derecho a decidir de los catalanes. Ha llegado el momento de lograr derrotar al inmobiliario estatal, y reemplazarlo por una democracia plena. Nos la jugamos todos/as.
Si Catalunya vence, venceremos todos y habremos ganado un nuevo Estado moderno, democrático y participativo que respeta a los ciudadanos. Si Catalunya pierde, perderemos todos y seremos el mismo Estado antiguo e inútil que vive y gobierna de espadas a la democracia y a los intereses de los ciudadanos.
No podemos permitirnos perder la batalla por la democracia en la que Catalunya se encuentra. Debemos partir raudos todos/as los demócratas en su ayuda.
¡¡¡ visca catalunya lliure i republicana !!!
¡¡¡ visca la democràcia !!!
Pedro Ignacio Altamirano
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