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De la Universidad, a afrontar la vida fuera de ella. De picar carbón a 842 metros debajo de tierra a impartir docencia a los hijos de mis compañeros mineros. Salidas fugaces de la mina a Salas de Control de una Central Térmica. El clásico comodín de ENDESA, maestro de nada y alumno de todo: De navegar con pescadores y compartir sus sufrimientos para llevar algo a casa a recorrer toda Europa con un Trailer-Frigorífico.
De todo lo pasado, tomas conciencia y buscas tu sitio en la sociedad. Te aposentas en una parcela donde tus ideas sean bien avenidas por tu forma de pensar que hace que las defiendas con ahínco y perseverancia. Que ya no cambias de esa forma de pensar que has madurado e impides que algo o alguien intenten conquistar esa parcela para cambiarlas.
Una vez analizada esta vivencia del alterne con personas de diversas condiciones: Compartiendo escasos éxitos y muchas frustraciones de los que dependen de un sueldo y se tienen que cobijar bajo una nomina o aventuras laborales, me viene un impostor de socialismo llamado Felipe González y me dice que votando a PODEMOS y haciendo campaña a su favor, “no sé en la maraña/ enredo, en que me he sumergido” Debe de ser la decadencia de un pseud-líder en que a la hora de escribir sus memorias, va a mezclar el prologo con el epilogo: Todo un camuflaje lectivo hilando muy fino para que nunca descubramos cuáles eran sus intenciones. Lo único real que puede demostrar, es el miedo que tiene a PODEMOS como alternativa/recambio a un socialismo que ya no convence y de esa reminiscencia, no tiene el hombre, ningún recato en mostrar su camino hacia la opulencia enfilando la proa de su velero para dirigirlo hacia las confortables y seguras aguas del capital: “Isidoro”; ¡Como hemos cambiado…!
Que habilidad tienes para, según conveniencia, cambiar el color del prisma donde te miras. Esa autosuficiencia que muestras ahora, investido cual profeta de nueva horda aconsejando, influyendo y hasta conspirando contra una savia nueva que te pueden dejar al margen y tengas que dar Conferencias suyo tema siempre sería sobre la decadencia del ser humano. De cómo los ideales cambian cuando el menú es exiguo y decides apartar ideales para poner tu mesa en condiciones amparado por aquellos que antes eran tus enemigos y ahora te cobijas en sus brazos: ¡Como hemos cambiado, Isidoro…!
Qué carrera de fieles ideales has dejado atrás para llegar antes a cruzar la meta del despropósito. Aconsejas y previenes cuando ves peligrar tus intereses en cualquier Consejo de Administración de la que te has hecho acreedor una vez arrinconado tus palabras de libertades y pensamientos nobles. Te cobijas bajo el manto del Capital que antes batallabas en su contra. Propones una Ley Electoral que frene el avance de PODEMOS porque para ti, el problema es PODEMOS. Quizá porqué no consideras complicaciones el tener presente el paro o la Sanidad. No constituye un peligro los desahucios de familias en continua exposición en las calles. Ni el reparto de la riqueza. No crea ninguna alarma las guerras donde no tenemos nada que ver ni el secuestro de libertades. Que contemplas como no hemos hecho de hechos acreedores de Pais de corruptos. Los recortes en educación. Que sueles encenderte un puro impasible ante la descapitalización del Estado del Bienestar. Que para ti, la pobreza en que nos ha sumido un gobierno desleal al pueblo, es un designio divino y las luchas internas de tu Partido, las contemplas con una amplia sonrisa presumiendo que tu presencia es necesaria porque al no estar tú, nada es justo si se hace en contra de tu gusto. Ningún pudor aflora en su curtido rostro cuando declara un pacto con la derecha más recalcitrante para “estabilizar” el País.
Posiblemente, si te hicieran una radiografía corporal de cuando era el “Isidoro! de chaqueta de pana y otra actual de puro en ristre y gobernando un yate, veríamos que lo único limpio que no has cambiado es el nombre y apellidos genérico. Lo único más claro en ti y es imposible que también trates de cambiarlo o camuflarlo. Que lo único más nítido y transparente de esa radiografía, es el nombre. ¡Cómo has cambiado, Isidoro…! Creo que eres consciente de que ya no hay marcha atrás. Que la gente, te recordara por lo que representas en el presente no dando crédito a como eras en el pasado porque llegaran a la conclusión, de que no están hablando de la misma persona. Mientras tanto, puedes seguir criminalizando a jóvenes y no tan jóvenes que debido a su lucha por un mundo mejor, vislumbran ilusionados un panorama más limpio de aquel que tú renunciastes.
Juan Marcelo
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