Opinión - Abén Caparrós Parra
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Opinión - Abén Caparrós Parra
Hola de nuevo, el pasado domingo 20 hubo una quedada en la Venta del Pobre a la que previamente habíamos decidido ir unos compañeros.
Esta vez no pasé por nuestro punto habitual de encuentro, puesto que había quedado ya con los compañeros que iban a ir a la quedada, y como ellos salían desde el Llano de Don Antonio, fui a su encuentro en la parada de bus a la entrada de esta barriada.
El caso es que mientras me dirigía para allá, poco después de pasar el Bar Conejo, me tropecé con un jabalí, del cual llegué a estar a relativamente poca distancia, ocasión que aproveche para grabarlo en un video que os adjunto para que podáis verlo.
Justo después de terminar el video un compañero con el que también había quedado para ir a la quedada se dirigía al punto de encuentro que habíamos acordado, así que continué con él y de paso le conté mi gloriosa hazaña con el jabalí.
Cuando llegamos a la parada del Llano, ya estaban los otros dos compañeros esperándonos, y los cuatro juntos nos dirigimos a la Venta del pobre, a unos 20 kilómetros aproximadamente.
Cogimos la carretera nueva hasta el cruce de Aguamarga, y a partir de allí seguimos por la carretera vieja de Almería con uin ritmo tranquilo, por lo que llegamos a la Venta descansados, por así decirlo.
Una vez allí, nos dirigimos a la gasolinera que está detrás del restaurante la Venta del pobre, donde ya había un buen grupo de ciclistas de montaña más los que todavía faltaban por llegar, al rato, cuando ya estaban todos preparados alguien hizo sonar una bocina, y nos pusimos en marcha con dirección a la Vía Verde de Lucainena, pero yo, después de hacer veinte kilómetros y el rato parado en la gasolinera, se me habían enfriado los músculos e iba bastante quemado de piernas, eso unido al exceso de calor y la poca sombra que se encuentra en este recorrido hizo que los primeros diez kilómetros de la quedada se me hicieran un poco costosos.
Al poco tiempo llegamos a un lugar llamado Cortijo del pino. No vi muchos pinos por allí cerca, pero bueno, el propio cortijo hacía sombra y mi grupo nos fuimos para allá, y con el calor y el sofocón que teníamos nos sentó muy bien.
Al poco rato algunos se quejaron de que les quedaba poco agua, entonces los que dirigían la quedada decidieron ir hasta Lucainena para reponer, así que fuimos recorriendo la rambla hasta llegar a Lucainena. Paramos y recogimos agua de la fuente, pero estaba caliente y nuestro grupo (los cuatro que habíamos salido desde el Llano) decidimos comprar una botella de agua fresquita, que repartimos equitativamente.
Al cabo de diez minutos más o menos sonó otra vez la bocina que anunciaba de nuevo la partida, los organizadores habían decidido dar un rodeo antes de coger la Vía Verde de vuelta hasta la Venta del pobre.
Si os soy sincero, la pista por donde nos metieron no estaba mal, pero había algún que otro repechón y hacia un calor de espanto, para colmo la tierra era de color blanquecina, el sol pegaba a mala ostia y me entro un sofocón, en esos momentos es cuando me da por pensar que lo malo de este paisaje es que cuando el sol esta en lo alto y tu vas rodando con la bicicleta, lo único que ves es un montón de montañas llenas de matas de esparto, retamas, más esparto y en ocasiones algún que otro algarrobo, pero poca sombra, poco arbolado, en fin, momentos de agobio.
Pero al final salimos a la Vía Verde de Lucainena, donde paramos de nuevo a reagrupar. Cuando ya estábamos todos, nos concedieron pista libre (poner el ritmo que tú quieras), y uno de mis compañeros del Llano decidió, hacerse unas series con migo.
Empecé la serie y él se puso a rueda, pero unos cuanto se engancharon a nuestro rebufo y mi compañero apretó para deshacernos de ellos. Luego, mas adelante vimos a dos que se habían escapado, los pasamos y subimos el ritmo, pero uno se nos pego a rueda y no había manera de despegarse de él. Hasta que pasado un ratillo, de pronto va el tío y después de haber estado a rebufo nos hace un ataque y nos deja en el sitio, si dar ocasión a pegarse a su rueda ni nada, vamos que nos quedamos con un gran chasco.
Después de pasar la vía verde salimos a la carretera y de allí nos dirigimos ya para el lugar donde se preparaba la paella, pero como le quedaba todavía bastante, habían calculado mal los tiempos, o de hacer la quedada o de preparar la paella, así que sin ganas de esperar allí, sin nada que hacer, decidimos volvernos ya para el pueblo por la carretera vieja hasta el cruce del Llano, donde nos despedimos de nuestros dos compañeros y ya de paso el otro compañero y yo también nos volvimos por la carretera del Llano, acabando así una muy buena ruta con un jabalí y 87 kilometracos.
Un saludo. Y para los que seáis de Carboneras… ¡cuidao con el jabalí del llano!
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