|
|
| PUBLICIDAD
|
Algunas de mis lectoras/es, que me leen y cuyo valor no necesitan test de su arrojo y valentía, saben de mi deseo de que mis cenizas sean esparcidas en el pasillo de gambas congeladas de Mercadona contando con la aquiescencia de Fernando Roig donde denota en su semblante, ser bonachón y comprensivo, pero ha surgido algo, en estos días, que me hace dudar del sitio apropiado para que mis cenizas no sean pisoteadas: Resulta que una Empresa Suiza, por 4.000 euros, convierte mis cenizas en una preciosa/deliciosa gema lo cual le induce a uno a pensar que embargado hasta las cejas en vida, una vez muerto, se me valora más…, y hasta mis deudas - debido a mi revalorización como cadáver - quedan saldadas.
Lo malo es que aun envuelto en cenizas, me tendrán que soportar…, no olvidemos que un diamante es para siempre y algo lúgubre para que un ser querido se lo ponga al cuello como un amuleto equiparable a su equipo de Futbol preferido: ¡Qué bochorno! ¡Frito, y aun me erigen como estandarte…! ¡Qué sofoco viendo mis honorables vestigios pegando patadas a un balón!
Cierto que la cultura de empresas funerarias, se exigen en cambiar hábitos y costumbres ancestrales. Innovaciones de última hora, empezaron por ponerle cara sonriente a un muerto camuflándole rictus agónicos, y se estancaron entrelazándoles las manos al cadáver en sentido de palmear las manos en un coro flamenco, detalles no conforme con sus deudos que acuden a métodos alternativos y dar un sentido más digno y tierno a sus seres queridos. (No olvidemos que los entierros tradicionales se quedan obsoletos para premiar la cremación)
Hay un proceso de la firma alemana inventada por la patente Suiza, Algordaza, que si adelgaza, y que tiene en Alemania su gran mayoría de clientes. Propugnan que el regalo más preciado en la vida, está en un joyería donde tu familiar, ya extinto, pero oliendo a barbacoa, da un nuevo sentido a tu devoción y recuerdo. Esa incineración, hacen constar, tiene que ser a no más de 768 grados centígrados ya que superando ese valor calorífico, la joya es propensa a venderse en los mercadillos del Jueves en Carboneras ya que en una incineración anormal, si supera mil grados que genera excesivo C02, y si te excedes, tus cenizas no encuentra clientes ni en el puesto de Pollos Asados, ya que una simple pechuga, supera tu valor como extinto.
Para que tus cenizas puedan hacer de ti una joya y encima, sin enterarte, necesitan carbono puro que no lignito pardo, y por eso, es necesaria una incineración incompleta “no gestada en un microondas”, advierten a profanos. Se necesita carbón amorfo antes de su procesamiento para convertirlo en diamante, todo ello, sin cuestionar las ideas políticas que tenías en vida aunque, advierten que la risa de ver a Albert Rivera huyendo por caminos sin asfaltar de Alsasua, no contempla ningún rechazo en el proceso. Aleccionan que un “cadáver muerto” tiene un peso final de dos kilos obviando las basculas de personas con sobrepeso, ya que el peso fidedigno, comprobado por cualquier laboratorio que no sea Torrecardenas, certifican que con medio kilo de cenizas, es suficiente para rescatar de ti un diamante y hasta para soportar con estoica paciencia el tenebroso Regatón en el cuello de personas afines.
La elaboración de un diamante, con tus cenizas incluidas, necesita una media de seis semanas dependiendo del volumen; Frank Ripka, promotor de convertir brasas en joyas, especifica que los restos, son tratados por personas especializadas teniendo prohibido el soplar o toser y maquinas especificas a “presión” de extrema y altas temperatura como promedio significando/conformando que las cenizas recibidas, solo han sido de vuelta y vueltas sin exceso calorífico. Que los diamantes se producen de forma natural como si las cenizas de un difunto antes, “no eran tan naturales” Añade que “cuando más grande” ¿Grande, el qué…? más tiempo dura su producción y que la joya, no se traduzca en una tenebrosa águila negra”
Aparte de no profesar y ser algo incrédulo en que mis cenizas, imagino, infravaloradas en el mercado Orfebre - con la frustración que ello suscita al considerarla bisutería - vayan a parar a un escaparate convertido en un diamante envidiable, Aldorgaza; empresa que puede reciclar mis cenizas y hacer un extenso catalogo de ellas, no garantiza el color ni su tonalidad final que puede ser; azulada con bífidos fraudulentos; verde como 29 países árabes; blanca tipo Puleva sin lactosa y dependiendo del boro que el fallecido tenía en el cuerpo en que no le darían tiempo a decir que el morado, es su color preferido…
Es tendenciosa la propuesta ya que cuando vamos a incinerar a vuestro ser querido y el Tanatorio nos indica pasar dentro de unos días para que las cenizas “se enfríen” viendo el negocio latente, no es de extrañar ver en la urna un tizón quemado. Son conjeturas que me planteo “algo quemado” por vecinos que no les concuerda el volumen con el peso.
En fin…Si paseáis por la preciosa calle Sorbas de Carboneras y veis un diamante destellante en sus joyerías, ya sabéis que soy yo, recién exportado de Alemania. Cuando observéis atónitos que no desprendo ningún fulgor, soy yo…, pero exiguo de boro. Mi profesor favorito, Cojonciano Ceropelotéz, nos decía que “Ironizar con la muerte; ella lo agradece: Esta cansada que la maldigan” Hay otra alternativa que es congelar al difunto en nitrógeno liquido. La empresa rusa KriosRus, reaviva a muertos cuando su dolencia ya ha tenido respuestas positivas y liberados de las tonterías que llevaban en vida. Imaginaros a estas pobres criaturas, entre ellos, cuatro norteamericanos, que salen/vuelven al mundo y vean que Donald Trump va a regir su destino. No es de extrañar que exijan de nuevo ser “enfriados”: Que no lo reaviven…, que congelados, están más seguro.
Juan Marcelo
|
