El certificado ISO marca la gestión de calidad de las empresas

La calidad de los productos de una empresa, o del proceso productivo de la misma, es algo que beneficia del mismo modo a la propia organización como a los consumidores que gozan de un bien o servicio mejor, pero la calidad puede resultar un tanto subjetiva, en cuanto a que cada persona puede percibirla de una manera diferente, para poder diferenciar de manera objetiva la gestión de la calidad que realiza una empresa, se encuentran los certificados ISO 9000

Más concretamente es la norma ISO 9001 aquella que se ha estandarizado a nivel internacional por la gran mayoría de las empresas influyentes como aquella que refleja una buena gestión de la calidad, para poder obtener este certificado se necesita de cumplir una serie de requisitos internos en la empresa, pero además de estas existen otras relacionadas y con las que puede existir complementariedad sin problema, como la ISO 14001 que es un certificado de gestión ambiental, por ejemplo. Un Máster Calidad ofrece formación sobre los distintos certificados y las medidas a llevar a cabo para obtenerlos.

ISO se conoce como la Organización Internacional de Normalización, y es esta la que marca los baremos entre los cuales se establece una buena gestión de la calidad, teniendo en cuenta la mayoría de las veces ocho principios diferentes, entre los que se encuentra:

Enfoque de sistema para gestión
Continuo desarrollo o mejora
Enfoque sobre procesos
Personal activo
Enfoque basado en toma de decisiones
Buena relación con proveedores
Liderazgo
Enfoque al cliente

Todo ello está encaminado directamente a mejorar la gestión de calidad de la empresa que va a repercutir de manera evidente en la satisfacción final del cliente, gracias sobre todo a la diferenciación de la imagen de marca que ayuda también a mejorar el posicionamiento de la empresa en la cabeza del consumidor. Además, al tener una idea de cómo llevar a cabo los diferentes procesos dentro de la empresa, también se puede reaccionar de manera inminente ante posibles dificultades o contratiempos que se puedan producir de manera inesperada durante este procedimiento.

Aunque no tener el certificado ISO sea sinónimo de ofrecer un peor servicio, o que la calidad de los productos sea más baja, disponer de esta certificación sí que es un seguro de satisfacción para las necesidades y preferencias de sus clientes.

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