|
|
| PUBLICIDAD
|
Antes que nadie me demonice por encabezar mi artículo “con un par de ubres” recuerdo a mujeres echando 16 horas con las fresas de Moguer (Huelva) y otras en la Mojonera,(Almería) terminando un palet a la exportación mientras yo , destino Holanda, esperaba intranquilo la terminación de la faena de esas mujeres que para ir al Servicio, tenía que pedir permiso después de pasarse 15 hora en la "cuerda”.
Curioso que era mi trabajo pero no el suyo cuando sus horas laborables, habían caducado. Salí a las dos de la madrugada cargado y me fije en estas mujeres que adolecían de color en sus mejillas. Viéndoles, me dije que yo ya no tenía prisas para nada. Que en Rotterdam--Reykerke esperara o que vendieran tulipanes pero accioné un sentimiento olvidado. (Somera lección para que yo comprendiera lo suyo donde mis razones/sinrazones, no era debidamente procedente y más cuando en sus cuerpos y gestos, reflejaban el cansancio robotizado.)
Un olvido del Transitario Internacional frecuente, condenó a nuestras trabajadoras. Fecha y hora donde nuestras paisanas tenían que estar con sus hijos y marido, tenían que permanecer en la cuerda nefasta, nunca acabable, debido a una negligencia de un sujeto que quizás, en su alcoba, se haya plácidamente dormido mientras nuestras paisanas embalan y confeccionan los palet que faltan debido a la negligencia de dicho transitorio. Me precio de conocer todas las carreteras europeas pero conozco mejor el sendero/vereda y el semblante de mis paisanas camino a su casa que después de 16 horas trabajando, desconoce la descarga en que aboca su cansancio: Primero el empeño por la necesidad y después la respuesta de llevar algo a casa. Algo cumplido…, algo cobrado si la dirección lo considera apreciable.
Es significativo que los Sindicatos que ahora son de clase “no verticales” se tomen la sopa en completa concordia con la Patronal. Significativo que nunca se han adentrado en un invernadero. El calor insalubre que desprende. Después vine un almacén de exportación donde nuestras mujeres se calcinan buscando un sustento. Debe de ser un menú donde no releje a paisanas embalando melones y sandia alterando sus espaldas y cervicales.
Hay algo que me rebela y curioso que siempre he dependido de ellas. De estas mujeres que tenían la mercancía a tiempo sin darme cuenta o resultado de lo que les ha costado tenerla a tiempo. Mientras veía mi frigo cargado para cualquier País, ya me sentía reconfortado sin pensar el costo tanto humano o dedicación a quien ha obrado el milagro cuando ese milagro, estaba muy cerca y no se trataba de algo místico o revelador sino mujeres batallando su salario y encima, con exigencias.
Intento soslayar sin habilidad cuando estas mujeres tienen que hacer la cena, cuidar a sus hijos desfallecidos y hacerle la cama a su marido. No hay un atisbo de alegría de encontrase en su casa ya que parece que nunca han salido del almacén. He hablado con muchas de ellas en las Norias donde me decían que el verdadero trabajo comenzaba cuando saliera de la jornada laboral. El descanso como privilegio…si llegaba.
Una vez alejado de fronteras, siento que les debemos algo a estas mujeres que enriquecen nuestro País exponiendo en riesgo su salud. Hay algo que el TIR Internacional le debemos a estas mujeres sometidas para llevar “un cacho de pan” a su familia. Hay algo, que ahora, exento de cruzar barreras europeas, me ha hecho un penitente y darme cuenta de qué manera se puede esclavizar a gente necesitada.
Ya lo pensaba anteriormente pero también era mi trabajo donde estaba condicionado a la hora de llegada a la descarga. Con un poquito de voluntad y cierta estrategia al encargado del almacén, para que los dos palets que me quedaban por cargar en el Ejido, a las doce de la noche, dejarlos para el día siguiente y ver a mis paisanas derrotadas apagando las luces destino a su casa. Mis trampas en la conducción, eran mías y llegue a Brno (República Checa) a tiempo. Esas miradas de desconcierto primero y esos ojos de agradecimiento después que me dedicaban esas mujeres, nunca la olvidare. Ellas, a su casa…, que yo ya me espabilo con trampas en la conducción para recuperar las horas.
He tenido el privilegio en Berja , (Almería) de hablar con algunas de ellas. Siempre en mi concepto de informarme: Llegadas a su casa, derrotadas por la faena, siempre preocupadas por hijos que si habían comido o si en la escuela han demostrado satisfacción. Su dedicación y secuestradas durante su faena, poco importaba…., sacarlos adelante, aunque importando poco las mordazas de la labor realizada. Lo importante es que su prole, siga adelante.
Les debemos algo a estas mujeres, insisto, que debido a sus esfuerzos y trabajo, sus accederos y firmantes sacrificándolas, han considerado a Expaña como la Despensa de Europa. No son ellos…, no somos nosotros transportando sus sudores: Son nuestras paisanas y mujeres en una cuerda laboral cuyo motor y transportador no se para ni en los descansos. El día que se rebelen, acudiremos a salvar a un pepino en plena extinción. Después tenemos a nuestros jóvenes que para pagar una matrícula, echan horas infinitas en terrazas esperando que el último en consumirla, tenga algo previsto y se aleje en la noche y no se haga cansino.
Una dualidad actual: Un somero reconocimiento a nuestras mujeres para que la mercancías llegue a tiempo aun sabiendo los sacrificios y abnegaciones a las cuales no han sido contratadas sino sometidas. Un saludo a nuestros jóvenes donde al servir una cerveza, le coarta y mediatiza iniciativas intelectuales que necesitamos los demás.
Juan Marcelo
|
