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Pues sí: Gravitamos todos sobre una superficie que pasiva y pacientemente soporta todo lo que le echan. Esta tierra bajo un cielo a veces estrellado donde tiene la propiedad de estrellarse siempre los parias sin destino. Una tierra que hace de madre y madraza. Que da cobijo a tantos fuleros remendones de añeja hornada así como a honrados padres de familia en que siempre han gravitado en la honradez. No hay un Centro de Gravedad definida donde la termografía sea abundante en un sitio y más restrictiva en otro. Para todos, ese campo magnético es igual pisando tierra o cumbres y que a algunos, optan por hacer el bien y otro el mal. Gravitaba Manuel Azaña defendiendo la legalidad pero posteriormente también gravitaba Fraga Iribarne adueñándose de sus calles.
Somera reflexión me inculco reflejada en un imán del porqué los buenos y los malos, tengan estampas diferentes. Creo que es más fácil coleccionar cromos de los malos que en el día a día no implica novedad ya saturada que de los curritos que nunca han sido noticias, quizás por ello, los malos rellenan antes el Álbum con demasiada premura e insistencias y desistí de coleccionarlos. Los curritos, si no se caen del andamio, quedan ocultos en una mina o se queman salvando vidas, no es de recibo divulgarlos: Son anónimos.
Hay veces que el fluido gravitorio despide cierto olor a incienso en esta Expaña de pulpitos en plena arengas creando Atlas de lo que está bien o lo que está mal pero siempre, dividiendo conciencias. Conciencia que los malos aprovechan para santificarla cuando el olor a sotanas raídas llega a sus fosas nasales buscando el amparo de una sutil penitencia, no en vano, es el golpe en el pecho y el amen de los que afluyen en ese ámbito. Mientras, los buenos, no saben dónde poner el zurrón de sus buenos propósitos y que siempre van acompañado de la aroma que desprende esa sospechosa intención ya que soslayan como puede y cierta convicción, no agregarse al grupo de esos malos en que aún cree en canticos y cuentos extraños a conveniencia. (Los unos en las tetas de la ficción, los otros mamando la realidad)
Algunos, se preguntaran a que viene este pseudo-dosier de un cuento tan manido y repetitivo. Pues bien: Viene a cuento por la cantidad de malos que diariamente surgen es este País de la picaresca pública y “gravedad permanente” Emanan a una velocidad tan alarmante que ya no es noticia que un bribón encanecido haya penetrado en un Convento confundiendo los polvorones con “polvos”. Que una manada de surrealistas vestimentas viole a nuestros niños y tenga que salir un Papa a pedir perdón. Que Suiza haya engrosado la lista de provincias españolas.
Que personajes de la vida pública de “digna respetabilidad” acaricien barrotes, y entre ellos, la poca responsabilidad de los Gobiernos de no haber dotado de más Juzgados el contorno nacional en vez de Delegaciones de Hacienda. Estos trepas contemporáneos, que se presenta bajo una aureola de decencia, dignidad y decoro, sin olvidar su perenne sonrisa. Esa sonrisa que esparce a quienes les recrimina sus acciones. Los que denotan cierta prepotencia hacia los demás como significando que ellos son los favorecidos…, los elegidos, los dignos en rapiñar lo que encuentren. Esas declaraciones siempre referidas a la escoria humana, a nosotros, que no está capacitada para hacer lo que han hecho ellos ya que carecemos de armas para combatirla. Todo, bajo esa gravedad, incapaz de seleccionar los pasos ya que no entiende de privilegios ni de desechos sociales.
El caso, es que todos a coro, podemos cantar la misma canción pero con distintos acordes bajo una letra expresada por distintas voces. Son conscientes que la gravedad los sostiene de pie pero unos, en a capela, puede accionar su voz para multiplicar sus beneficios y otros, la comparsa permanente de intentar no pasar de la pobreza a la miseria. Al fin y al cabo, un coro desafinado, pero siempre atentos todos a no despegar sus cuerpos de un escenario llamado Democracia muy propenso a dosificar el uno en su provecho y el otro, a su resignación.
Quizás por ello, los malos siempre gravitaran inducido por la emanación magnética usurpando la frase de Adam Smith: “Nunca guardes tu dinero en el País donde vives. Expórtalo…, porque puede pasar algo…y siempre pasa algo” Los buenos, tienen que atesorar y guardar sus escasos recursos por que les cuesta más la acción de protegerlos, y encima, pagar aranceles de su acción en su supervivencia.
Pienso que Isaac Newton, en estos tiempos, su manzana estaría desfasada. Hay ciertos sectores de la opulencia humana en continua “gravedad” donde acaparan hasta los fondos de los que intentan guardar el equilibrio y no contento con ello, también desequilibran sus mentes.
Juan Marcelo
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