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Saco de mi bolsillo, egoísmos, guerras y muertes, injusticias, desprecios, humillaciones y miserias. En el otro bolsillo, cierro mi cremallera resguardando mi quimera. No sabría yo vivir sin ella así que me ahorro de perseguir otras. Menuda mierda de vida estar sujeto a lo cotidianidad rutinaria viendo los mensajes de Radio María, donde mi amiga, Pepi Ecenarro, no sabía que dial apretar para que no le llegue la onda. No me gusta la esquina de mi calle si no pongo al final de ella una quimera que me sirve para remontar el vuelo y mirar por encima de las nubes simplemente para ver quien fabrica esas quimeras o las confecciona. (Estoy en plan “filosófico”, un motivo más para que me odien los no escarmentados que me siguen leyendo)
Tengo oculto, al lado de mis huevos, otro bolsillo donde almaceno lo utópico. Acumula la esperanza de que nos libremos de los chorizos, ladrones, especuladores, credos crematísticos de surrealista vestimenta y artistas del fraude sostenido. De los aeropuertos sin aviones, mordidas municipales y enchufes oficiales. Del pelotazo de esta Marca España de sinvergüenzas que respiran el mismo aire que los parados…, sátrapas inventando guerras.
No tengo amigos íntimos; me honro de no tenerlos, y sin con ellos vivo hoy, sé que también viví ayer con algunos que soportaron mi insoportable presencia porque yo pensaba distinto. Me acuerdo de ellos, pero es inevitable que tampoco soportaran el olor de mis calcetines porque yo lo consideraba fragancias exóticas y muy dignas para que solidaricen con ese aroma: Entonces, no tenía más remedio que envolverlos en el celofán de mi quimera. Intenté recuperarlos y los veo como me da la gana verlos, hasta que las discusiones se disuelven y su fluido de náuseas no pasa de ser una repulsión perdida, olvidada y hasta pseudo-comprometida.
Amo la vida aunque este perdido en este Universo incomprensible en que todo tiene su desgaste. Asumo que el deterioro, si es un hecho irremediable que me hace exponer y exclamar: ¿Cómo entonces, hacer frente a esa oxidación inevitable sin ponerle una crema/bálsamo de una quimera aunque sea rebozada de nostalgia? ¿El recuerdo de que aquello que pudo ser y no fue, de inquietudes de la adolescencia, de ímpetus sobrellevados donde tenías que recurrir para su sujeción a bridas ajenas? Estoy necesitado de la quimera del amor infinito: La necesito para entender que la eternidad es un amor, si no imposible, que sea levemente permisible. No estoy dispuesto que me quiten la quimera del amor, simplemente, porque la realidad golpea demasiada persistente contra los cuerpos y termina por destrozar mentes y hasta los interiores genéricos. Lo puedes llamar, alma, espíritu, brío, vigor, energía o como te salga del útero o de la picha.
Ya he dejado dicho que sin una quimera, no podría vivir, y lo utópico, lo tengo en retaguardia por si esa quimera se queda sin munición. Es un complemento de mi particular praxis y eso, no me lo puede quitar nadie.., ni Belén Esteban dando clase de Ética. Mis quimeras y lo utópico, son mías/os y no va a existir nadie que intente borrarlas de un plumazo, aunque sea los candidatos a optar a la presidencia del PP donde curiosamente, viéndolos, el Sol, no sabe si empezar a resplandecer o volver a ocultarse.
Hay que tener la humidad de subirse en un taburete y echar una ojeada a la Historia para comprender que cualquier País, fue ayer una quimera. Todos somos derivas de una quimera. Descendemos de un vientre y en su bolsa, no hubo ni títulos nobiliarios ni cortesanos palaciegos; todos fuimos iguales y nada fue sino quimeras. Dejarme mis quimeras que accedan a lo utópico que son muy mías. Monárquicos o republicanos, nacionalista o centralistas, cristianas o musulmanas y dejarme un poco de realidad para contemplar como corruptos y pícaros vayan en sus coches oficiales a quitarles el hambre al pueblo, exterminar el paro, parar la explotación y carguen contra los recortes en sanidad que eso si son coger ollas calientes y no ilusiones: Ofrecer al Pueblo un futuro sin nubes grises.
Pienso que lo peor no es perseguir quimeras o accionar lo utópico. Amo mis quimeras y tolero las otras aunque sean tan absurdas como pretender la monarquía eterna. (De todas formas, pienso que mis quimeras, son más reales…, aunque me inflen a hostias)
Juan Marcelo… que salió de la Redacción de Aragón Press ZA, con una camisa de fuerza
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