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Decía mi profesor favorito, Cojonciano Ceropelotéz, que cuando le llegaba a sus oídos la palabra “patriotismo” instintivamente, se masajeaba sus huevos. Que los patrioteros, se conocen en la intimidad pero cuando son encauzados, no hay nadie reconocible.
Ciertamente, son muchos los que se cobijan y protegen con la bandera del oportunismo cuando la ocasión lo requiere y más, si debido a ese patriotismo, se ha encargado de despojarlos en loor y gloria a cierto trapo que exhibe con orgullo acumulando bajezas.
Un encauzado por corrupción, estafas y otras lindezas, se me presentan ante el Juez exhibiendo una pulserita en su muñeca con la insignia nacional exponiendo unos mágicos antecedentes de que ser español, que es la consigna patrimonial para que todas las fechorías, sean amortiguada y hasta excusada llevando como vanguardia la divisa nacional. Que ese trapo tiene la virtud de tapar vergüenzas y gozar de cierta impunidad y símbolo de autoridad para fecundar de la razón y verdad a quien la ondea, se la pone de capa, o engalana sus balcones. Bandera que es apta para temporadas de alta-baja frecuencia y nunca pasa de moda: Quizás rebuscando en el fondo del baúl, seguro que dispone de complementos a juego, entre ellos, la boya salvaguarda de la pulserita.
Ricardo Costa, excelso y digno patriota, exsecretario – el “ex” es que antes, era secretario - general del PP valenciano, ha exhibido durante la parafernalia del juicio del Caso, que no ocaso. Gürtel, una cinta en la muñeca con la bandera de España que fervorosos patriotas presentes en el Juicio, entonaron, con lagrimas en los ojos, por eso de la nostalgia, el “Banderita tu eres roja, pulserita tu eres gualda” No me cabe la menor duda de que tal exhibición, tenía un mensaje oculto: La Albuferas, dan para muchas reflexiones.
Habría que pensar muy mucho si el ínclito, Ricardo Costa lleve la insignia nacional en su muñeca mientras que su Partido Político, el PP valenciano, reconocía la corrupción. Parecía que trataba de meter a todos, a nivel nacional, en el mismo caldero. Lo fácil, hubiera sido exclamar que debido a exponer su ardor patriótico, puedo desvalijar, extorsionar y defraudar ya que estos colores, “son los que siempre me ha gustado vestir”, después, me arrepiento y a otro “caso”, mariposa. No deja de ser curioso que el señor Costa, haga ostensible su patriotismo ya que es la base primordial y esencial para enriquecer su patrimonio.
El engorroso “Caso Gürtel” donde las pulseritas ya sirven como atenuantes, vemos como se alarga tanto porque son tantos los responsables, que vemos encanecer nuestros cabello pero Francisco Camps – no le he visto remangarse las mangas – aparece elegante, vistiendo sus mejores trajes que a estas alturas, no sé si se lo confeccionaba su sastre o el “Bigotes” (Curioso que estos “patriotas” que compartían la barbacoa en armonía, ahora se echan las cenizas unos a otros) Me encuentro en un marabunta de clasificaciones/culpables que en que no tengo la menor duda de que hasta mi vecino Bartolo, sea el tapado.
El juego de las banderitas, dan mucho juego. He observado que en una mesa donde se reunía “correcaminos” Puigdemont y Roger Torrent, presidía esa reunión la bandera europea y la catalana, dado que la española, es patrimonio de Ricardo Costa y no es cosa de despojarle de ella lo cual corrobora mi apreciación de que la exhibición de un trapo de vivos colores, solo sirven para las ocasiones donde echar mano de ella y un dato relevante es que siempre se tratan de defenderla y protegerla cuando nadie quiera secuestrarla.
Juan Marcelo
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