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(En un programa de máxima audiencia en USA, le preguntaron a John Lennon, si le parecía correcto el aparecer en pelotas junto a su esposa, Yoko Ono, para significar su protesta ante la guerra del Vietnam. John, le contesto, impasible, que como si no, le hubieran llamado a dicho programa y más cuando podía expresarse en una lengua que era suya no la del entrevistador)
Aquel compañero camionero que le preguntaron en Breda (NL) si nunca se ha disfrazado en Halloween y contesta que en su País, (España) no le hacía falta para pasar miedo. Otro, en Macael, (Almería) expresando su sorpresa que el artículo 155 de nuestra Constitución, no haya incluido el procesar la malversación de fondos…
Una vez calmado el juego de las banderitas. (Los unos defendiendo una supuesta conquista y los otros batallando otras ideas para asaltarlas) es hora de ponerse de acuerdo. De blandir un bandera contra el precio de la harina. Las colas para acceder al pan o recortar la pobreza, miseria y dejadez social que anega nuestro País cobijándose en un estandarte que no tiene la propiedad de ofrecernos un menú que sacie nuestro estómago. Una bandera blanca sin signos donde todas las ideas convergen en un mismo sentir. Todos estamos de acuerdo en salir a la calle para comprar un pan sin embargarnos sonidos estridentes.
Siempre he pensado que las revoluciones, se hacen cuando los agujeros de la mente y el simple razonamiento, no hayan salida y encima, no tienen escapes. Que dichas revueltas este en proporción con el grado de desesperación acompañando siempre a quien enciende la mecha teniendo pleno acceso a la confusión y cierta firmeza en la batalla confusa. Ya ha pasado la época del “tirar y aflojar” y más cuando el que “tiraba”, está de vacaciones en Bruselas y “Parrita” se desgañita con “El fugitivo” dudando muy mucho que sus consejeros le aconsejaron bien dejando a Cataluña al borde del desguace. Del que expone su derecho y al que el derecho está en sus manos amparados por un Ley quizás caduca y obsoleta con un artículo en ella que simula ser un enjambre de barrotes.
Esa bandera blanca que expresa unión ante el empleo, la educación, la sanidad, la renta básica o el bienestar social que acabaría sin duda, con esa “guerra de banderitas” tan proclive en nuestro País en estos tiempos que es cuando alguien intenta echarse a la mar si provisiones y encima, sabe que las velas están rajadas y cuya deriva se apaga en marejadillas.
Leo con bastante interés, ciertos pensamientos de eminentes comunistas que la culpa del incendio catalán, la tiene el Presidente del Gobierno y el Presidente de la Generalitat a partes iguales. Reflexionan sobre al contexto catalán y deducen que el independentismo y el comunismo, son netamente incompatibles, simplemente, porque este se identifica con el clamor/lema “proletarios del mundo, unidos” que no, “proletarios del mundo separaos”
Amparado en mi confortable reducto que es el observar y poco hablar, (ya sabéis, ese búho incardinado) en que visto lo visto, igual se lleva a la conclusión de que los nacionalistas, se planteaban como encajar España en Cataluña mientras otros sintonizan otra “ñ” cono rugido amenazante Otros, más comedidos, respiran al fin viendo como su parienta deja de sintonizar los culebrones venezolanos y tener al “doctorcito” Puigdemont entre tramas y amoríos de imposibles factura mientras salta a la palestra nuestra Granada como República Independiente de la Andalucía Oriental bajo consulta previa a los entrañables gitanos del Albaicín.
“Me Too” Yo también, permanezco cuasi impasible ante consultas de lo bien que se vive y lo requetebién que podíamos vivir en una época de Referéndum de botellón mal gestionado, (23 años de machaqueo constante de “a ver cómo hacemos las cosas”) en un ciclo vivencial en que la tecnología hace que hasta el frigorífico de tu casa, haga transacciones comerciales por ti; en tu nombre, y encima, el Banco, da su visto bueno.
Deduzco que en el tema de las banderitas, hay muchos compatriotas que han olvidado reiniciarse y no es escusa que su PC mental lo haya comprado en un Cash-Converters con polvo añadido y que solo funciona la tecla “ñ” en que se asienta los “pros” y los “antis”.
Necesitamos no convertir nuestro territorio en un País de parcelaciones y dejar a IKEA con su república casera que a buen seguro, siempre le sobrara un tornillo. La República se constituye dentro de la legalidad sin tener un títere con corona. Aquella República que se defendía con uñas y dientes y cuyo testimonio, todavía adorna nuestras cunetas y que dio paso a un Nuevo Amanecer que nos tuvo 42 años sin crecer.
Volviendo a las banderitas, sería bueno que olvidemos coloridos, emblemas o escudos en que siempre hay una amenaza latente y enarbolemos ese estandarte blanco que tiene la propiedad de unirnos a todos dándole una pausa a nuestras ideas o tendencias políticas. En defensa de su País y sus gentes no de sus gobernantes y adláteres que solo saca sus banderas cuando ven peligrar sus privilegios con políticos donde su escuela no ha sido la calle.
(La prueba es donde teníamos que estar y donde estamos; donde ya la corrupción, actúa y aparece como teloneros) Todos en defensa de todos de los que necesitamos el recurrente alimento. Todos tutelando de que no nos suba el pan ni se encarezca el precio de la harina. ¡Esa es la bandera de todos! (Bien nutridos, seguro que llegaremos todos a un acuerdo respetando ideas)
Juan Marcelo
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