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Siempre me he considerado como ese búho que se pasa la vida observando y que nunca se sobresalta contemplando este mundo tan raro y revuelto. Siempre escudriñando y no quitando ojo a un bosque de supervivencia tan competitivo y anormal al que llaman humanidad. En consonancia con ese búho, me gusta más observar que hablar. Así; me es más fácil llegar a conclusiones:
En primer lugar, colgado de una rama, me adentro a pensar e intentar comprender que son los Fondos Reservados. “Reservados, a quien” – me pregunto inquieto – “Si se reserva algo es que lo primordial ya está cubierto” Algunos aluden a eventualidades que surgen…, muy consciente de que los presupuestos ya están hechos y ajustados. Por lo regular –me comunica una cotorra que pasaba por ahí – “Es que los Fondos reservados es despestar la imaginación de sus poseedores para darle un fin apropiado/propio, despistando a la población” “Algunos le llaman, no carente de concierto orgullo, enriquecimiento legal”.
La cara de tragedia que se os pone cuando entráis en un Banco o Caja de Ahorros. No se observa ninguna sonrisa: La mayoría, con un papelito en la mano que simula ser su última voluntad. Semblantes serios y gestos de impotencia. Rictus amargos buscando alguien que la consuele. Sea lo que sea el motivo de su consulta, una vez abandonado su recinto, no vuelve nunca a ser el mismo. (Eurípides, se relamería de gusto ante esta tragedia) “Terapia Avanzada” es el rotulo que figura en el Cajero cuando vas a actualizar tu Cartilla de Ahorros…, o lo que quede de ella. En la próxima visita, siempre van provistos de su Testamento.
Como evoluciona lo esotérico: El Antiguo Testamento, incidía sobre la multiplicación de los Peces y Panes en pleno desierto. Muy cuidadosos de no explicar la teoría de que un posible Tornado haya “chupado” esos peces y lo haya depositado en tierra, donde es factible el “milagro” y tiene fácil y hasta entendible su explicación. Lo de los panes: que dicho Tornado se llevo todo el material de la Panificadora del Sinaí llamada “Baguettes a Gogó” que también formo parte de la lluvia gastronómica que haría las delicias de los cargantes hermanos cheff. Debido a galimatías que suponía tal incongruencia (en que solo creen en ella los que tienen en su teléfono móvil como sintonía el Cara al Sol) decidieron, (teólogos reconocidos en el arte de la abducción terrenal) que los panes y los peces en el nuevo Testamento, se supriman y se ponga en su lugar el logotipo de Mercadona como “milagro” de confianza.
Levanto el vuelo y me alojo en otra rama buscando para cenar un ratón que huela a Biblioteca ya que los humanos la pisan poco. (Según la guía Michelin, tienen mejor sabor y sobre todo, no encontrare a Chicote dándome el coñazo en su aliño) Mis sentimientos más solidarios van dirigidos hacia el Congreso Español. Pobres criaturas que adolecen de sordera ante el clamor popular de la calle. Ojos con miradas esquivas ante lo que ven y ciertas amnesias ante un Juez. Palabras que eruditos en el lenguaje académico, nunca entienden. ¡Me juego un ala que hasta cuentan con la incomprensión popular! Santos varones inmersos en el bien común aunque se queden un poco parcos en la distribución de la riqueza a esos comunes.
A cierto ex rey de un País condenado a no dar explicaciones (ya que los hacedores del poder gobernaban sin acertar a dar explicaciones para justificarse) lo vi pasar con una escopeta en ristre. Iba el hombre cabizbajo después de pedir perdón por la muerte de un elefante que después se comprobó, no había participado en los Presupuestos Generales del Estado. Todos nos rodeamos de cierta indulgencia en el perdón sin saber que tenía otra escopeta guardada mucho más satisfactoria y suculenta: Corinna, mi lechuza favorita me confesó que era la encargada de cargar dicha escopeta. Bárbara, mi musa avestruz, la descargaba…, lo que llevo al rey a quedarse y continuar con estos safari que no necesitaba explicación ni siquiera con cariz apológico. Ante cualquier enunciado referente a sus hazañas mundanas, su contestación siempre era muy engorrosa que rodeaba de cierto halo gutural que las hacía poco entendible. Seguramente, pienso, nunca ha leído, “El teatro de lo absurdo” de Strindberg
Lo único comprensible que detecto, es lo del sexo: Dicen que es un intercambio de fluidos/energías placentera entre un hombre y una mujer a lo que yo añadiría que el mismo placer se puede compartir entre una mujer/mujer y hombre /hombre. Desde esta rama donde estoy con apacible sosiego observando, pienso y cavilo que no hay nada ni nadie que pueda sentenciar, juzgar o condenar estos actos humanos. Los sentimientos o derivaciones sexuales en las personas, no es una reválida a aprobar: No es una selectividad puntuable. Nadie que se precie como persona, tiene qué ser esclavo de la opinión de los demás: No es un baremo/escala mediatizante ni muchos menos condicionante a seguir.
Juan Marcelo
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