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Este Viernes, día 25 de Noviembre, es el Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Habéis leído bien: Hay un día señalado para desterrar la violencia machista. Un día sobresaliente donde la mujer puede expresar “libremente” su repudio ante ese macho autoritario que no acaba de resignarse y contempla a la mujer como su dueño y señor. Lo lamentable del caso, es que hay un día dedicado a mostrar el rechazo machista cuando realmente, ese día no tenía por qué existir. Dedicar un solo día a que repercuta en la sociedad esa “efemérides” no es suficiente cuando el resto del año, los retorcidos mentales que creen que la mujer es propiedad, ya lo han olvidado. No se conciencian: No les vale la protesta.
En lo que va de año, 39 mujeres han sido asesinadas y solo 13 de ellas, presentaron denuncias previas. 124.301, denunciaron a sus parejas por violencia machista y 110 jóvenes, han sido enjuiciados por violencia de género.
Pululan en nuestra sociedad, engendros que todavía creen y defienden, que la mujer tiene dueño. Escribí hace tiempo, un perfil de los anormales que esgrimen su condición de varón dominante y que almacena esa posición cuando observa en su compañera fragilidad y cierto desamparo. Acopia como varón, una sinfonía de arrogancia insultante cuando observa cualquier desliz, iniciativa, que él no ha gestado en su programa conyugal. Ese que se pone de puntillas para mirar a su mujer por encima de sus hombros.
Ese tradicional gañan que se cree en posesión de la verdad; las insultan, las humillan y menosprecia con una mirada y esgrime un gesto amenazador destilando una brutalidad no conocida en animales a que llamamos irracionales. Ese engañoso sicario que dice defender su “finca” empeñado en aparentar lo de un hombre cordial y amable esperando con ansia entrar en casa para descargar su ira y frustraciones: complejos y confusos sentimientos, en busca de su víctima que siempre es la más desprotegida/indefensa. Aquellos que se ven con una Orden de Alejamiento pero que las amenazas solapadas, el viento no se la lleva consigo. Aquellos que se ven en libertad sin cargos hasta que las manos no las presente manchadas de sangre.
En la cúspide de tales argumentos de la sinrazón, se halla ubicado el macho colérico, irascible, furioso con poder canallesco y criminal pero siempre resguardando su cobardía ya que ataca a lo indefenso y aquí está el quid del asunto…, nuestros jóvenes que aprenden lo que ven:
Hay cierta “raza” de jóvenes que dudando mucho que hayan almacenado en su pensamiento la frase de Arthur Schopenhaauer de que; “La mujer es un animal de cabellos largos pero de inteligencia corta” observan en un entorno familiar, donde el dominio del hombre sobre la mujer, lo ven como una jerarquía a continuar. Observa la sumisión de su madre muy cuidadosa de que todo lo ofrecido al padre, sea de su agrado ya que si no lo es, los golpes y castigos están a la orden del día para que prevalezca de nuevo el “orden conyugal” Aprenden en seguida, que la palabra de su padre es Ley por el simple hecho de ser varón.
Todo esto, va madurando en la mente del niño esperando la ocasión para ponerlo en práctica a través de amigas, compañeras que empieza a definirlas como entes débiles. Le va a costa muy mucho de que el que retiene, insulta, amenaza, golpea, violenta a otra persona por su condición de género en el plantel femenino, nunca tendrá amor sin una educación que los guíe. Obligación de estudiosos y pedagogos en instruir a nuestros jóvenes en ese apartado ya que si consideramos que el imperio machista ya goza de poca subvenciones (ya que la repulsa y condena) es generalizada, no dejemos que nuevos embriones ocupen esa parcela.
Por lo demás, insisto en la no necesidad de “celebrar” ese día en contra de la violencia machista ya que en conciencia de todos, es tenerla presente todos los días y actuar para desterrarla. Quizás, llegue el un día en que la recordemos como testimonial.
Juan Marcelo
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