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Satisfacción total de que los americanos hayan votado al loco Trump entre los españolitos que han votado a Rajoy: Se han quitado complejos de encima.
Cambio el “chips” y barrunto: ¡Me importan tres huevos que me tachen de inconsciente, “loco de atar” e irresponsable pero insisto en mi deseo que, convertido en cenizas, las mismas sean esparcidas en el pasillo de gambas congeladas de Mercadona! Es tal mi fijación/firmeza en el asunto, que llevo años insistiendo - para que no se les olvide a mis familiares - mientras a los mismos, les recalco/conmino a que los “deudos” que dejo, esperen mi reencarnación. Me explicare…, aunque sea un coñazo dar explicaciones para todo:
Uno, ya no se sobresalta ni muestra cierta inquietud que la Iglesia Católica sea la mayor accionista de la fábrica italiana de armamento Beretta. Partícipe en Coca-Cola, la Acería Krupp, IBM y hasta en la sueca Ikea. Que pongan precio a las bendiciones y cobren un canón por visitar a sus vírgenes estratégicamente colocadas en el mapa europeo, pero este nuevo negocio, si es digno de tener en cuenta ya que les sacan buenos intereses/lucro hasta a los muertos: Esos que se han ido y que afortunadamente, ya no escuchan a Carlos Herrera.
Todo esto, viene a cuento, en la facilidad que tiene la Iglesia Católica en promocionar su último negocio en actualizar el “edicto” que pronuncio el Papa Benedicto XVI que ya sentencio en su día, de que los muertos, no eran propiedad familiar sino hijos de Dios y que ellos, se encargaría de mostrar una sonrisa de complacencia al cadáver “una vez muerto”. (Una de sus acuciantes misiones, seria buscar a cadáveres que hayan muerto más de una vez) Todo en base, a esa especie de “disposición” que pronuncio ese Papa en el 2.012 que daba a entender que el destino de los muertos, no colocados debidamente en parcelas que controlan, prohíbe que sus cenizas descansen en tierra, mar, o en mi caso, en un Supermercado, ayudando en la magna obra de Dios, en su día de relax y confort, y que por tanto, no son lugares para colocar nuestras cenizas. Significan que hay que enterrarlos en superficies de propiedad eclesiástica, pagar un canon de los llamados “piadosos” y la obligatoriedad de su mantenimiento cuidando muy mucho que los restos no tengan la tentación de irse a veranear a Torrevieja.
Parece ser que el Clero, ha tenido cierta prevención - muy cuidadosos de que alguien se le adelantara en el negocio - habida cuenta de cuando llegue el día de la expiación de nuestros pecados, Dios, no tenga el trabajo de ir buscando cuerpos y cenizas por todos lados: Todos juntitos en el banquillo calco/tipo Operación Malaya. Parece ser que la Iglesia evoluciona cuando aun recuerdo que pagábamos la bula con dinero. Costeábamos por una purificación en el parto de una madre. Un certificado de buena conducta. El matrimonio y posterior anulación. La extremaunción y hasta pagar por la cabalgata festiva hacia el “Campo Santo”.
Tiempos modernos que no tapa otros recuerdos en su incógnita de ¿Que pasara con los “herejes” que la Inquisición mando a quemar en las plazas públicas? ¿Fueron directamente a las nubes y no entran en el recuento? ¿Los fallecidos en las Cruzadas? ¿Inequívoca secuencia de que los muertos también eran propiedad de la Iglesia? ¿Y esos santos lugares como Fátima, Lourdes y ciertos Night-Club del Sinaí: santos lugares que convirtieron en negocio reciclando milagros a conveniencia? Tres ejemplos visibles entre millones que enviaron el cielo convertidos en cenizas donde parece ser que tienen un comprobante especifico de los ADN.
Me parece repudiable que gente creyente y de buena voluntad, los conviertan en accionista de la fe comercial. Que estos “santos varones” revestidos de grotescas vestimentas, catequicen la creencia y las enmascaren en emporios financieros. Teólogos nutridos en los sótanos del Vaticano, promulgan la necesidad de que a la Iglesia, hay que mantenerla. Que se tiene que financiar.
Tienen la prudencia de omitir que el 38% de la población mundial, es atea y otro 46% profesan otras religiones. Parece ser que esto, no va con ellos y meten a todos en el mismo caldero creando nuevos productos de negocio donde solo les falta poner como logotipo, la Tiara papal. Es el negocio a través de los vivos y cuando lo muertos creían estar a salvo, también les sacan dividendos. No hay tope para la Iglesia: La moralidad y ética tantas veces promulgadas por tan pintorescos personajes en el pulpito, es la misma moralidad y ética que expresa un pederasta con sotanas en la sacristía: Una simbiosis muy bien manejada. Un negocio bien montado con la única obligatoriedad de que el chiringuito, no se anegue.
Estar atento: Ya estudian cobrar por el suspiro de los enamorados.
Juan Marcelo
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