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Las exorbitante subida de las pensiones y del salario mínimo, me provocan cierta incertidumbre, Llevo, desde Enero, buscándole un acomodo rentable al despilfarro gubernamental dándoles vueltas al asunto porque esta decisión es importante y me la puedo jugar. Comenzar el año de manera insólita y esplendida, una vez confirmada esa rumbosa subida de dos euros a mi pensión y otros tres euros de repunte aplicado al salario mínimo. En cualquiera de los dos casos, me conviene reflexionar (no soy muy dado a ello) antes de tomar una opción.
En principio, y ante semejante avalancha de ingresos, me inclinaba para postularme como miembro del Consejo de Administración de Bankia o atesorar esa subida en una isla poco conocida donde sea previsible que entre las palmeras, se hallara camuflado un Banco en que solo figurara el rotulo tentativo de “Blanqueo Fiable” Participar en acciones de ese tren que discurrirá entre la Ceca y la Meca porque tiene muy buena pinta y el pasaje/paisaje está asegurado.
Desde luego, no invertiría esos dos euros del dispendio otorgado generosamente por Rajoy en ayudas a quien imparte desde una nebulosa, plegarias de dudosa consistencia camuflada en casilla X. No soy tan tonto como para no diversificar el riesgo, de modo que una parte iría a obras espectaculares/especulativas y la otra a Bonos del Estado posiblemente para construir una nueva Sede; eso sí, nunca con dinero negro. En esas me debato.
Por supuesto, me daré algún capricho personal. Tengo mirado un Ford Scorpio 2.6 de segunda mano donde el “ligue” está garantizado. Nada de ostentaciones y como me gusta el mar, que no bañarme en sus aguas, (la película Tiburón, me jodió la vida) un velero sería deseable por el detalle de explorar islotes donde no peligre mi pensión y mucho menos, la subida de dos euros. (Un viaje a Bolivia para tener el placer de tocarle el jersey a Evo Morales) Renuncio a la posesión de un yate ya que no tiene chimenea simulando un Central Térmica y encima porque soy consciente de mi estrato social y siempre caería en contradicciones sociales o contra natura. Pero eso sí, con la subida de mi pensión, siempre me sobraría liquidez y me alojare en el Hotel Algarrobico por eso del morbo de ver al calvo pseudo/ecologista, cubo de alquitrán en ristre y la comparsa de bocadillos.
En la lejanía de tres meses antes, no creo que haya arrancado mejor el año.¡ Por una vez se ha tenido en cuenta a pensionistas y personas de magros salarios! ¡Eso es hacer las cosas bien! Ya supongo que no faltaran los eternos descontentos. Gente que nace solo para quejarse y no entiende el sacrificio que supone una subida de dos/tres euros mensuales. Contra ellos, señor Rajoy, no hay nada que hacer, y además, son desagradecidos y quejicas profesionales. Dos euros cunden muy bien en las pensiones. Lo que pasa es que algunos no saben gastar y prefieren ocultar ese botín al amparo, preferentemente, de sones caribeños.
Todas estas disyuntivas, me la endosa la subida de dos euros en mi pensión. Todo ello, sin haberme consultado. Como un regalo a la resignación/precariedad. No se tuvo en cuenta antes, consultar a pensionistas y poseedores del salario mínimo si querían esa subida o ese dinero fuese destinado a crear un Comité de personas honradas y honestas que inspeccionara la fuga de capitales y tuvieran la misión de reintegrar ese dinero al pueblo. Una encuesta donde los “agraciados” con esa subida, dejaría de percibirla gustosos si los tesoros escondidos tras las palmeras de paraísos fiscales, volvieran a su sitio de origen. Que ya no nos divierte ver como un corrupto saluda entre rejas mientras el dinero defraudado navega libre allende fronteras/mares.
Lo dicho: Quédese con el dinero de la subida para crear un fondo que sirva como estimulo a los encargados de reintegrar el dinero que, a espuerta, se han llevado bajo su mandato y que a buen seguro agradeceremos el gesto y el tiempo ayudara a que olvidemos que usted fue el promotor consejero/consultivo en arrastrar la sangría popular que representa ser ciudadano de un País asentado en la Corrupción Sostenible.
El periodista, ya fallecido, Manuel Martin Ferrand, dejo en herencia una frase que todavía es cuestionable o simplemente precursora: “Prefiero ser vasallo sin pagar impuestos que ciudadano pagándolos” Curioso que Ferrand murió en el 2003 cuando la definiciones de cohecho, corrupción, sobornos y demás lindezas, era poco extendida/entendida por los que todavía no cobrábamos la pensión ni la esplendida subida de dos/tres euros. Lo malo es que los vasallos tenemos que pagar mientras el ciudadano encuadrado en el maremágnum tardo-franquista se lo llevan.
Juan Marcelo
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