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Opinión - Juan Marcelo
(La Regadera) - 31/03/2016

PAGAR POR MORIR

Dicen que la muerte es ir perdiendo la costumbre de vivir

Almeria 24h
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PAGAR POR MORIR


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Nos pasamos la vida pagando nuestra muerte. Decía Benjamín Franklin, (Presidente USA, 1.706-1.790) que en este mundo no hay nada seguro excepto la muerte y los impuestos. Y es verdad: un día los impuestos prevalecerán tanto y serán tan acuciantes que en nuestra fosa en vez de figurar el R.I.P. de rigor, aparecerá el I.R.P.F. como legado más fiable.

El bueno de Franklin, quizá olvido que hay otros, aparte de seres queridos, que están deseando de que no te mueras: Las Compañías de Seguro: Compañías cuyo slogan es que nacimos para morir no para vivir pero que no tengamos ninguna prisa en secundar la tendenciosa proclama.

-Lo que te esta constante vivir – me suelta de improviso mi regadera - y encima tienes que pagar tu muerte. Vas a tener suerte de que una vez enterrado, no vayan a exhumar tu cadáver para verificar si aun guardas una factura impagada de Mercadona o un recibo atrasado de GALASA. Puedo imaginar a la familia y sus rezos por la triste perdida y que se transforme en execrable puto moroso por el olvido de la dichosa factura o recibo y que ellos tienen que pagar por la “herencia” recibida. Todo ello, sin poder dar explicaciones convincentes de tu olvido: No “estas” de humor para ello.

-No creo en tal incidencia – contesto con un ademan de suficiencia – Mi Compañía de Seguro, me ha prometido tener un nicho asequible y confortable y el detalle de catalogarme como finado. Poner la leyenda que me guste en la lápida/losa y un esplendido regalo de cacerolas a mis deudos si dejan situar su publicidad en la misma. Habría que imaginarse la marca OCASO recalcando lo bien que se muere uno a través de dicha Compañía y fallecer bajo su amparo y protección. Imagínate a MAPFRE y su puente, y ya puestos, a IKEA y sus armarios.

-Surrealista: Dicen que la muerte es ir perdiendo la costumbre de vivir, - apunta mi regadera - Que la muerte es el remedio de todos los males pero no debemos echar mano de ella hasta última hora. Que la muerte, nos iguala a todos, aunque la mayoría prefieran no ser tan “iguales”. Que vivas todos los días como si fuera el último ya que algún día, acertaras. Lo que es cierto y no ofrece ninguna duda, son esas Compañías de Seguros que son las primeras en lamentar sinceramente tu muerte, ya que has dejado de engordar la cuenta corriente de las misma mientras vivías y ahora tienen que descatalogarte por la fatídica ocurrencia de dejarlos.

-Cierto: Es tal la insistencias de tales Compañías que ya en el paroxismo y agresividad comercial que les imprime comercializar tu muerte, no les importa poner en la lapida la leyenda que tu creas conveniente: En el Cementerio del Perelló, (Tarragona) observe una lapida, (seguramente de un fallecido constantemente en vida sometido a dieta) que rezaba: “Por fin me he quedado en los huesos” Como aquel viudo de vida conyugal no muy gratificante, que expresaba su condolencia de manera muy grafica: “Señor: Acógela con la misma alegría en que yo te la mando” o aquel que “no estoy para nada; estoy hecho polvo”

-¡Vaya!– exclama mi regadera – En el proceso de mi fabricación en Taiwán, las regaderas que salían defectuosas, las mandaban de nuevo a la fundición con la leyenda: “Joder, defectuosa y sin agujeros” Ninguna tenia certificado de riesgo. Era un defecto rutinario y ese detalle, se me quedo grabado. Lo triste es que en un cobertizo cercano, para exterminar a los mosquitos, se reunían todos los operarios aplaudiendo sin cesar. Ninguno de estos insectos, como mas tarde comprobaron, tenia seguro de vida ni Compañía que asumiera tales incidencias. En vosotros, los humanos, existe la preocupación de asegurar la muerte estando en vida. Vuestros abuelos siempre anteponían de que escasee el pan pero que se pague “el seguro de los muertos” Siempre con el temor de que un recibo sin pagar, significaría un mes menos de vida. Habría que imaginarse a pobres gentes que llevaban un año sin pagar; sería fácil deducir que su vida de hoy, es la muerte inminente. Ya lo predijo el filósofo portugués, Passao de Vueltas: “El tiempo es una broma que se viste de luto cada día que pasa”

-La cuestión – añado en plena reflexión; acto no muy frecuente en mí – es el estado mental en que te encuentras cuando firmas un Seguro de Vida que es semejante al que firma su propio testamento, Forzosamente, tienes que pensar en la muerte. Que ya te han convertido en un zombi pero eso sí, con Seguro incluido. Nietzsche, decía que nosotros viviremos la misma vida nuevamente. No especifica si nuestro Seguro habría que hacerlo con carácter retroactivo o forzosamente hay que “tragarse” el careto de nuestro Agente de nuevo. Curiosamente, ese agente de la Compañía de Seguros que nos contrato, según Nietzsche, estaría presente ante nosotros con la misma finalidad pero más actualizada Asegurar nuestra muerte por periodos/épocas o cansados de vivir tantas vidas, un buen Seguro que garantice que no te vean mas el pelo y nadie te valore en una Procesión paseándote como cadáver de dudosa existencia, mientras mostramos desconcierto en la longevidad que muestra y conserva ese Agente de Seguros. Que después de estar en vida pagando nuestra muerte, estas deseando que el final llegue pronto para ahorrarte la cuota consciente de que el ayer es un pasado, el hoy es un presente y el mañana es un misterio futurible.

Creo que es la única fórmula segura, es no estar seguro nunca.

Juan Marcelo




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