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-…y entonces, me avisaron sin pre-aviso que…
-¿Si te avisaron, no necesitaban un pre-aviso…?
- ¡No empecemos ya con tonterías ni formulismos! El caso es que hacían constar en la cedula que me mandaron de que tenía que figurar como Jurado Popular para incriminar o poner en libertad al individuo que en la cárcel, violo reiteradamente a Carlos Fabra, (acuérdate; el de el Aeropuerto sin aviones) El caso curioso es que la denuncia no provino de él sino de su compañero de celda. Parece ser que mi número identificativo coincidió con el sorteo público y no me dio tiempo a presentar alegaciones: Me agregaron a esas 36 personas que debían de ponerse de acuerdo para elegir 11 para formar ese jurado y en la “criba” uno de ellos fui yo.
Imagínate a mi; oliendo a estiércol y deduciendo hasta donde llego la dilatación del culo de Fabra. Si no fue gratificante o simplemente le gusto. Es significativo como opuso resistencia a que sea divulgado el acto.
-Ciertamente – le participe – habría que cambiar el concepto de nombrar un Jurado Popular a través de un sorteo. Habría que cambiar el concepto legal: Gentes preparadas y con Estudios Superiores en ristre. Personas cuya cultura es reconocida y son hacedores de registrada honestidad. Gentes de intachable conducta social y principios democráticos sobradamente mostrados. En tu caso, dejas el arado aparcado. Sacas del baúl el traje que estrenaste para celebrar el Día de Exaltación a la Masturbación y te embarcas en una aventura legal sin saber el sitio donde sentarte. Que lo único jurídico/legal que conoces y es debido a su reiteración, es pagar los impuestos .En tu caso, proveniente del medio rural, pensarías que ese sorteo sea a través de un Bingo. Cantar la Línea premiada como simple espectador y el cantar Bingo como participe y decisorio en la condena o absolución. Te llaman el “filósofo del tractor” aunque siempre camuflas esas dotes filosóficas e imprimes en tus alocuciones, peroratas o disertaciones, un espíritu primario/medieval. Quizás es la influencia en el medio en que te mueves. Un método/costumbre muy valiosos para escaquearte de situaciones que no entran en tus parámetros vivenciales.
-Te confesare una cosa y es cierto que me alejo de cualquier situación que implica requerimientos tanto legales como judiciales: Me jode, muy mucho; en cantidad, tener que inducirme la obligación de establecer certezas, de la cual adolezco, respecto a decidir sobre la libertad o el encierro de alguien. Todos estamos preparados para juzgar en la vida cotidiana a personas que desfilan ante nosotros, nos roza el hombro o pasan de saludarte, pero ese juicio, se limita a si nos cae bien festejando su aparición o nos cae mal condenándolo a destierro. Un acercamiento si lo vemos receptivo al dialogo o marginándolo si no es de nuestro agrado porque imaginamos que no nos aporta nada: En esos actos, no hay consecuencias dramáticas ni trágicas. Es un simple reflejo que comporta nuestra vida social. Al que no cae mal, no los sembramos de minas ni tampoco el que nos cae bien, le ponemos flores a su paso. No sometemos a nuestra mente a la tortura de estrujarse él porque nos cae bien o mal.
En el hecho de juzgar a los demás y encima estar legalizado para castigarlo o eximirle de penitencia, bastante tengo yo con juzgarme a mí mismo e intentar conseguir absorberme con cierta indulgencia cada día o rebajarme el grado de culpabilidad/incumplimiento para soportarme a mí mismo: Estoy yo como para juzgar a los demás y encima poder condenarlo o dejarlo en libertad.
-Pero no negaras que es tentador y rayano a la morbosidad de que la Justicia te reclame para que tú juzgues a otro: Imagínate de que no haya consenso y tu voto desequilibre la votación para condenar o absorber. Que de ti depende que el presunto violador pueda tranquilamente en su casa ver a través de la Televisión el Programa “Sálvame” o que separado por rejas, tenga que tragarse todos los discursos de la Cospedal. Imagínate el poder que ponen en tus manos.
-No creas que no he pensado en ello pero hasta que no cambien las Leyes y me elijan para formar parte de un Jurado Popular que ataje la sangría que supone no condenar a corruptos cuyo aval o atenuante sea el aforamiento, (esos en que siempre les falta un papel) no me bajo del tractor: 10.000 aforados de añeja presencia, que reinan en este “Paraíso” llamado España, dan mucho juego. Por cuestión de morbo, haría hasta trampas en el Bingo. Vamos: que me despojaría de todo atuendo inimaginable para poder juzgarlos y encima legalizado para ello.
Juan Marcelo
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