Hoy, como otros muchos días, había camas en los pasillos con letreros que ponían P-39, treinta y nueve pacientes para cuatro enfermeras/os, dos auxiliares de enfermería y dos celadores
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No en pocas ocasiones en mis veintiséis años como enfermero me ha tocado vivir la Sanidad Pública como usuario. Sentir lo que se siente como paciente o como familiar, ver trabajar a mis compañeros y pelear contra la falta de recursos y la sobrecarga de trabajo para asegurar un buen cuidado a sus pacientes.
Hoy ha sido uno de esos días, he acompañado a mi madre seis horas en la Observación del Hospital Torrecardenas, en el Área de Observación de mi hospital. Yo trabajo en una planta de hospitalización, ajeno al sobreesfuerzo personal y profesional que supone trabajar día tras día en una Observación saturada, siempre con más pacientes de los que se pueden atender dignamente. Reconozco que a veces me enfado cuando me llegan dos ingresos seguidos desde Urgencias, hoy comprendo las prisas por ingresar a los pacientes; no es más que la necesidad de liberar espacio para que pueda entrar otros nuevos.
Hoy, como otros muchos días, había camas en los pasillos con letreros que ponían P-39, treinta y nueve pacientes para cuatro enfermeras/os, dos auxiliares de enfermería y dos celadores. No han parado ni un solo momento, teniendo que mover unas camas para acceder a otras.
Casi diez pacientes por enfermera cuando la ratio recomendable es de cuatro, desbordamiento de trabajo más indignante si cabe si tenemos en cuenta que la Dirección del Hospital ha reducido una enfermera por turno en el área de observación en los últimos meses, desde sus despachos creerán que estas superenfermeras todavía pueden con un poco más de trabajo.
Por no hablar del área de sillones donde los pacientes no cabían en la sala y salían por el pasillo, he contado más de veinticinco pacientes para dos enfermeras.
El hospital desbordado, el personal saturado y lo más sangrante era oír; “este paciente al privado”, a las camas concertadas con las clínicas privadas de Almería para pacientes sobrantes de Torrecardenas, de un Complejo Hospitalario que se permitió el lujo de prescindir de las camas del Hospital Provincial en 2005 (desde
entonces los “alquileres” de camas privadas son casi permanentes).
Comencé a escribir este artículo para homenajear a a todas esas enfermeras, auxiliares, celadores, médicos,… que a pesar de las dificultades y las piedras que encuentran en su camino se empeñan en hacer bien su trabajo y entregarse a sus pacientes. Tengo que disculparme, saber que hay unos causantes de esta falta de recursos materiales y humanos que con sus decisiones hacen que se esté deteriorando nuestra Sanidad Pública me ha hecho que termine con un grito de indignación. De poco servirá, o tal vez no.
INSITO; Gracias compañeras, gracias compañeros, vosotras y vosotros sois quienes hacéis grande a nuestra Sanidad
http://enfermeriaintercultural.wordpress.com/
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