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Un destartalado salón del único bar que había en el pueblo de Conejeros. Vecinos con las sillas a cuestas dispuestos a escuchar al eminente cacique, Don Deshonesto, que se presentaba en las Municipales predispuesto a ocupar el sillón de la alcaldía.
Cincuentón, corbata que expresaba su condición de no haber empujado nunca un arado y bigotito tipo de aquellos Comisarios Políticos de los años cuarenta. Expectación al máximo cuando subió a una especie de estrado improvisado para la ocasión y empezó su discurso:
“Vecinos: Me presento ante vosotros con el firme propósito de acceder a la alcaldía de este puto pueblo. Me conocéis y sabéis de mi condición de no mentir nunca si no es necesario, lo cual me lleva a mentir más de la cuenta porque es necesario. Soy consciente de que me llamáis tirano y nunca lo he desmentido. Debéis entender que no empleo el juramento como método para convenceros pero esta vez sí estoy decidido hasta jurar por mis hijos que no tengo, de que mis ideas para gobernar el Municipio, son legales y harto fiables.
Mi estatus de terrateniente, no impide que tome plena conciencia de la precariedad económica a la que estáis sometidos en base a que anteriores alcaldes, se han llevado hasta las flores de plástico que adornaban el Ayuntamiento. Que se han llevado hasta los chorizos en plena fase de curación que colgaban de vuestras despensas. Aquí tenéis a alguien presente.
Un honrado latifundista cuya premisa en el supuesto de que me elijáis como alcalde, promete robar menos que los demás que han pasado por la alcaldía: Emplear una formula sibilina para qué no os deis cuenta y me tengáis bajo sospecha. Un método solapado par que no os enteréis de que estoy robando creando malestar, pero eso sí; siempre con la meta de afanar menos que los demás. Como veis, mi sinceridad es aplastante y no voy a permitir dudas al respecto. Mis fieles os llevaran las papeletas a vuestras casas apuntando a todo aquel que no las reciba con agrado y simpatías. Ahora, se presentara un personaje desarraigado ante vosotros en este mismo sitio hablando de quimeras. Se erigirá como salvador del pueblo y mi gente, apuntara a todo aquel que le aplauda o exprese cualquier símil de aprobación. ¡Cuidado con ello!”
Camisa a cuadros. Pantalón vaqueros descolorido. Descuidada barbas. Pelos largos recogidos en una coleta. Así se presento el candidato, Honesto, a la alcaldía de Conejeros.
“Vecinos: En primer lugar daros las gracias por estar aquí. Todos sabéis los sacrificios de mi familia para acceder a una carrera que he logrado para tener cierta estabilidad laboral en el futuro y hoy me encuentro ante vosotros después de ordeñar las vacas del establo familiar que es mi verdadera ocupación. Bien: Mi propósito para acceder a la alcaldía de nuestro pueblo, no es otro de que olvidemos siglas de partidos políticos y nos adentremos en solucionar él porque el pueblo no crece y nuestros jóvenes, tengan que emigrar.
Que nuestros jóvenes dispongan de escuelas y no tengan que ir a otro pueblo a estudiar. Prepararlos para que accedan a Institutos o Universidades sin necesidad de que no les pase como a mí, que una vez acabada mi carrera, me dijeron si tenía el pasaporte actualizado. Me propongo que todas vosotras, mujeres, acabar con el temor de que al volver a casa, siempre hay algún energúmeno esperando con el hacha levantada. Quiero abrir las puertas del Consistorio para explicaros donde va vuestro dinero y que se hace con él.
Que los impuestos que pagáis, sean bien destinado a la educación, la investigación y la sanidad. Devolveros la esperanza para conseguir en nuestro pueblo una buena calidad de vida no como ahora que estamos sumidos en el desencanto y frustraciones de ver como el pueblo sigue anclado en la Edad Media. Me propongo crear un fondo común para que nuestro parados del pueblo, no tengan que mendigar un plato de comida. Esto es a “grosso modo” lo que me propongo entre otras medidas que el pueblo necesita y se detalla en el programa que encontrareis en la salida. Obrar en conciencia a la hora de votar y pensar que Conejeros tiene solución. Gracias a todos”
Majestuoso, prepotente, ufano, se paseaba Don Deshonesto por las calles del pueblo de Conejeros: Había ganado las Elecciones Municipales. Conocía bien a sus vecinos y sabia de su temores y que preferían lo viejo malo que ya conocen que lo nuevo bueno por conocer. Que no querían adentrarse a nuevas aventuras que ofrecía Don Honesto y prefirieron acomodarse en lo conocido.
La resignación y comodidad de que los dejen tal como son. Alejados de sonidos y estridencias de nuevas generaciones y acudir a la experiencia de dormitar tranquilamente con lo que tienen y es costumbre.
La clave estuvo en la sinceridad del (ahora, primer edil) de manifestar y proclamar que en el supuesto de ganar la Elecciones, robaría menos que los demás. Todo ello a sabiendas de que sus vecinos, no podían cuantificar lo que se habían llevado los demás por lo tanto, nunca sabrán lo que va a rapiñar el flamante nuevo alcalde.
En Extremadura: Comarca cercana a Don Benito y un pueblo casi olvidado, se da la normalidad de conservar vivencias de la Edad Media. Una especie de feudo acotado bajo el mandato de un cacique que es amparado y protegido por la ignorancia de sus vecinos que han sido utilizados hasta para que no levanten la voz. Carne de mercaderes que ya superan el stock almacenado.
Juan Marcelo
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