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Las ideas fluyen y veo pasar pájaros en el cielo, la vida nunca fue tan dulce. Nunca me dejes, pues así podré ser libre. Amor, mi corazón debe sobrevivir, así podré salvar mi alma y las flores de la eterna juventud me embriagarán. Memorias, quiero que vengan a mí y jamás se marchiten como lágrimas en la lluvia.
Porque mi camino es por ti, por el mañana. Sentir que mis actos tendrán una repercusión en mí y mis seres queridos. La vida en sí es un sacrificio, a veces mayúsculo, menor, maltrecho, sufrido, dulce. Suelo pediros ayuda, consejo, sólo recibo silencio. Me estoy formando un camino, espero que el correcto, al menos sea decente y correcto, dentro de lo que se puede esperar de una persona más en el mundo.
Mi sacrificio es por tu gloria y no por la mía, esta si viene no será motivo de vanagloriarse uno mismo. Los pájaros se marchitan, el cielo se tiñe de gris oscuro, a veces por semanas. La vida nunca fue tan amarga. Nunca me dejes, porque solo así podré ser libre. Amor, mi corazón debe aguantar, así podré aguantar mi alma y las flores marchitadas. Memorias, más que nunca las necesito.
Un nuevo día, una nueva esperanza, nueva lucha. Porque el mañana nunca estuvo tan cerca, el objetivo está al alcance de mis cansados dedos y mi más agotada mente. Nunca dejaré la lucha, aun creyendo o habiendo perdido todo. Soy ante todo un luchador. Mi lucha es tu lucha.
Nunca hubo sacrificio tan magno, solo porque estéis orgullosos de mí. Estéis donde estéis lo hago por vosotros. Mi lucha aun no terminó. El sacrificio sin sacrificio.
Miguel Ángel Cayuela Berruezo
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