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Desposeído de toda sospecha de moderada prudencia, afronto un tema pseudo- tabú que se produce en época estival. En una playa. En un chiringuito o en terrazas particulares.
- ¡Veremos a ver con que salta este hoy! – musita mi regadera mirándome fijamente; Como intentando adivinar mis propósitos.
- Se trata – soslayo su falaz comentario – de engrosar/aumentar mi agenda sobre las peculiaridades de los culos femeninos que afloran en estas fechas y que permanecieron ocultos bajo horribles faldones en estaciones invernales.
- El tema promete – asiente mi regadera – Se que tienes una amplia Agenda de Clasificación del Trasero Femenino pero creí que ya la tenias terminado.
- ¡Pues no! – le rectifico - Cada año, en la playa, se puede observar que surgen novedades dignas de apuntes. Como, cada año, se recortan mas el atuendo playeril (bikinis, tangas) que alivia el esfuerzo imaginario de estudiosos del tema - el cual yo me incluyo – para saber a ciencia cierta, lo que oculta. Mi particular e íntima “Culopedia” no desperdiciara la oportunidad para explorar y adentrarse en esa Región y catalogar su biodiversidad. Un Safari realmente apasionante.
Soy de la opinión de que el culo es el espejo del alma. Si nos remontamos a otras épocas donde no existía la paella en la playa y el tenebroso chiringuito a tu espalda: Los niños jugando a la pelotita e ingente de personas preguntando si esta fría el agua o moja, vemos como el pintor Velásquez y su Venus del Espejo ya ofrecía esplendidas nalgas geométricas mientras ocultaba su rostro presentando una tarjeta de visita prometedora.
Salvador Dalí, se pasó la vida preguntándose si el trasero femenino no tenía otras funciones. La actriz porno, Amarna Miler, mostraba sus nalgas con mensajes como “Id a votar” “El culo no miente” Mensaje que calo en la población ya que la cara puede mentir pero el culo, no. El francés, Jean Luc Henning escribió “Breve historia del culo”donde deja entrever que el culo femenino no puede ser humillado sino motivo de cultura. Fellini, decía que es una “epopeya molecular de la mujer” “Una divina comedia siguiendo la anatomía de una mujer”
En el conocimiento y culto al trasero femenino, hay decenas de libros escritos y curiosamente la mayoría de esos escritores, no han sido precisamente unos pervertidos “voyeurs” aunque si es cierto que hoy en día, la temporada estival, es un “festival” para los amantes de traseros femeninos que no precisamente escriben.
Eruditos del tema, no son conocidos por su faceta machista. No ven solamente en la mujer su parte más prominente y destacada ni la relegan simplemente a mostrar ese encanto coartando su trayectoria tanto intelectual como la cada vez más necesaria aportación para cambiar una sociedad creada y dirigida por hombres cuyo protagonismo ya deja poco que desear: Lo que se trata es de mostrar con todo esplendor, una parte de la anatomía femenina donde todas las miradas masculinas y algunas femeninas convergen.
La verdad – argumenta mi regadera – es que todas exhibe su trasero con orgullo. Tanto orgullo, que algunas hasta se lo tatúan como innata exposición que indica que aquí empieza lo suculento y el resto simplemente forma parte del cuerpo.
- ¿…?
Como una ofrenda a esas esquivas miraditas masculinas para demostrar su innato poder femenino que… Lo siento: ¡Tenia que intervenir!
- ¡Es tu primera intervención y te disculpo! – le recrimino aunque con cierta condescendencia por el tiempo que la he condenado al ostracismo – pero no es la única condición que ofrece una mujer. La mujer, siempre esta de vuelta antes de que el varón emprenda el camino. No necesita un tatuaje para demostrar su feminidad. Digamos que es un detalle añadido el regalarnos la vista exponiendo parte de su anatomía, en cedernos un privilegio a lo que no estamos acostumbrados pero que agradecemos. Fíjate en este detalle; en la inteligencia femenina: El satírico pensador griego, Darporcuulos Konstante, se fijo en una bella damisela de esplendida figura e imagino que su trasero seria la culminación de tanto primor: Le propuso a la damisela que le alquilara su trasero para un cuarto de hora a cambio de una cuantiosa fortuna con la promesa de no tocar nada del resto de su cuerpo. La bella mujer asintió bajo la condición que le prestaba su trasero durante quince minutos pero transcurrido ese tiempo, volvería a por el.
- Todo esto esta muy bien – replica mi regadera – pero te olvidas de los culos masculinos. Los que también comparten trono. Los que a miraditas de las féminas, son estudiados y escudriñan para llegar a la conclusión de que silla les protege. También ellas se fijan en ellos y hasta adivinan si esos culos son poseedores de antiestéticas estrías o son firmes debido a su juventud o a la bicicleta estática. Ellas, son mas prudentes en el catalogo. No se exaltan pero aciertan en la definición. Pocas veces se equivocan. Creo que tu “Culopedia” se va a quedar incompleta ya que, hombres y mujeres, comparten la misma peana.: El autentico trono del ser humano.
- Entonces – respondo molesto.- ¿En mi “Culopedia” dedicada en el loor y gloria al trasero femenino, también hay que incluir al culo masculino? ¿Y me lo dices ahora?
¿Tras años de investigación donde el prologo ya esta tomando cierto color amarillento? ¿Donde el primer bañador que establecí femenino parecía un pijama? ¿Donde el primer bikini de mis apuntes llevaba mas encaje que la Duquesa de Alba bailando sevillanas en su boda hasta llegar a nuestros días en que las dos piezas del bañador femenino, son escuetos y encima, de color carne? ¿Y me lo dices ahora…?
- ¡Lo siento! – contesta impasible
- ¿Y la playa y su esplendida pasarela? – replico mientras una rebeldes lagrimas de impotencia inunda mis mejilla previniendo el desastre de mi investigación.
- ¡¡¡Confórmate con una paella!!! – sentencia mientras con aire pensativo y sin mostrar atisbo de remordimiento, revisa indolente los agujeros de su caño.
Juan Marcelo
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