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Pues es verdad: Observo día tras día como al abrir el frigorífico, siempre encuentro que al lado de paquete de Arroz tres delicias (en que te encuentras que la delicia se disipa cuando abres el paquete) se encuentra otro envoltorio olvidado, casi quemado por el frió que se llama Democracia en porciones. El paquete democrático arrinconado en un extremo de congelador, se esta corrompiendo por su soledad. Quizás por acogerme a otro menú mas acorde a mi dieta o quizás algo cansado del desencanto, la desafección, la ajada ilusión; el enriquecimiento de voracidad que impregna la vida publica y que no guarda un régimen adecuado sino una obesidad mórbida lucrativa y opto por dejar la nevera seguir su curso no ya de congelar el paquete y sus aditivos sino a que pueda ser valida en un futuro próximo. Por ahora, no veo el momento de hacer uso de el para satisfacer mi desengaño y decepción. Tratare de que no se marchite esperando el momento propicio para degustarlo a satisfacción.
Es de imaginar, que otros también tengan en su nevera el mismo producto. El paquete de Democracia y sus afines aditivos que lo conservan con pureza, lealtad y principios éticos y morales. Servírselo al pueblo con honestidad. Hacer acopio de la voluntad popular. La virtud de ilusionar con hechos su compromiso a la sociedad para que su ingesta no resulte empachosa sino fácil de digerir.
Este envoltorio, mucho me temo que se este quemando en un rincón de una nevera donde otros intrusos; otros paquetes llegan invadiendo a la misma buscando el mejor escondrijo de claro factor innovador. Que son poseedores de otros aditivos mas sabrosos y apetitosos en ingredientes como son: Dudosos negocios personificados que enriquece el estomago del empresario a las ocho horas. Imaginarse en plena digestión que el pueblo todavía no ha salido de la guardería. Que una simple pastilla de codicia, ayuda a la digestión. Que el pueblo es tonto y no sabe preparar dicha vianda.
Mientras los tubos gástricos van cumpliendo su misión, siempre es bueno echarse una siestecita pensando en sus increíbles mentiras de promesas y ofertas quiméricas. Como celebro su victoria después de engañar al pueblo. Como afinaba bien la voz para vender democracia en trozos. Como hábilmente oculto un cohecho que nunca vera el resplandor del día. Como se carcajeo de aquel que le dijo que un político si no da su nivel, tiene que tener las maletas preparadas y dejar su escaño.
Mientras despierta del sopor de la siesta, contempla su despacho y piensa lo muy protegido que esta ya que las paredes permanecen mudas, silenciosas. Esos pensamientos, son interrumpidos por el ruido de los ventiladores de la nevera induciendo más frió. Vuelta a pensar que toca en esta ocasión sacarse de la manga y que malabarismo emplear para justificar su desorden tanto impúdico como deshonesto a una sociedad desconfiada.
Siempre he pensado que la Ley es un Manual de Instrucción mientras la Justicia es un Método de Empleo. Que la una, se asemeja mucho a la otra pero que en la práctica, no tiene nada que ver ya que los formatos son diferentes aunque estén impresos en el mismo tomo. Que lo legal no es siempre lo justo. Este detalle es aprovechado por lo que no creen en una regeneración democrática y siempre degusta el menú que en envoltorio y formatos de su agrado, conservan su línea sin importarles el olor que emanan pero sumo cuidado en no sucumbir ante dietas no deseadas. Hacer oídos sordos a aquellos que no soportan la resignación de comer siempre lo mismo pidiendo otros menús más ilusionante como son: Las arbitrariedades que atentan contra el envoltorio Democracia que den más poder al ciudadano. Devolver prestigio a un político cuando defiende causas justa y no se sirva de esa política esparciendo injusticias. Restituir la ilusión de la gente que ya ha pasado del aguante y el conformismo a la incredulidad. Utilizar con mayor frecuencia el paquete Democracia para que no siga pasando de la congelación al olvido. Voluntad y criterios en la cocina democrática.
Ya que nuestro paquete de Democracia con aditivos, ha sido doblegada, sometida a intereses particulares y humillada por las grandes fortunas que son los que disfrutan del menú a la carta, vamos a hacer un esfuerzo para conservar bien el paquete Democrático y sobre todo, para que no se salgan con las suyas camuflándolas con otras raras viandas de conveniencias. Que la Dieta Mediterránea incluya al sabroso y digerible paquete Democrático como salvaguarda del plato exclusivo estatal.
Es la única formula valida que de a la cocina ibérica su solvencia y óptimos resultados.
- Te recuerdo – irrumpe mi regadera fastidiada por no haberla dejado intervenir – que la Cocina Alemana, no existe. En este Estado Federal, una simple salchicha y conciencia colectiva digerible, basto para levantar a todo un País. La Democracia salchichera como plato único. No ha habido una mayoría de estómagos agradecidos y una minoría que había olvidado lo que es una digestión. Una democracia a la teutona. Si la comparas con la nuestra, te estrellas. Me parece muy bien que intentes regenerar esta democracia a la latina pero no olvides que nuestra democracia, hace que permita y consienta la obesidad de capitales mientras en Alemania, debido a sus salchichas, procuran ayudar al famélico de bolsillos estrechos. Dos formas distintas de entender la democracia. En los Países Nórdicos, tienen la costumbre de preservar ese paquete Democrático como tradicional en su consumo y dispone de arraigada cocina propia. Lo que les sobra, lo exportan. En España, que no tiene nada propio; exportan primero el capital mientras se les llena la boca hablando de democracia “que genera la sonrisa a los jerarcas”.
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Juan Marcelo
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