|
|
| PUBLICIDAD
|
|
|
- Pues si: Que tiempos aquellos donde contemplábamos por la calle aquellas farolas y fachadas de edificios la figura de Fraga Iribarne, con su innata apostura y familiar imagen con el lema de: VOTA FRAGA – FRAGA CONVIENE. Cuando el NODO era de obligada visión antes de ver una película de romanos o del Oeste americano. Donde la película FRANCO:ESE HOMBRE eclipsaría hoy en día los actuales Goyas.
Hay quien se empeña en contar vivencias o recuerdos pasados y sin darse cuenta, no concuerda con la edad que tiene. Siempre supera esa edad y uno se pregunta: ¿Tantos años tengo?
- Desde luego – apunta mi regadera – Si empiezas con las “batallitas” quien no te conoce, se imaginan una tez arrugada por el paso del tiempo. Adorable barba blanca. Bastón de apoyo y semblante adusto y serio como cualquiera que debido a su avanzada edad, ya ha perdido hasta la curiosidad. Te conservas muy bien y no pasas desapercibido a mujeres que han perdido el norte. Despliegas cierto atractivo físico aunque no aparentes ser un tierno efebo.
- Gracias por estos halagos – contesto henchido de satisfacción aunque con ciertas reservas ya que no me fió mucho de empezar el escrito y que la pérfida me adule: “Algo se trae entre manos” pensé – ¿Algo más que añadir? exclame expectante.
- Pues si - afirma muy resuelta ella - Resulta que has empezado con el “adorable” aunque extinto Fraga. Su paso por la política franquista, la nota mas sobresaliente que se recuerda es lo de “la calle es mía” y sobre todo, luciendo su bañador en tal esbelta y grácil figura en la playa de Palomares como inicio de lo que hoy en día se llama Fashion. Tienes que recordar que lo del bañador, solo lo acogía la población con una media sonrisa con mucho cuidado de no esparcir criticas ni insultos hacia su particular y agraciado pase de modelo. El insulto a la clase política, era pasarse horas dando explicaciones en los calabozos de la Dirección General donde si tenias suerte, te soltaban con la etiqueta de “vagos y maleantes” que pregonabas con cierto logro y orgullo a tus íntimos.
- Cierto – corroboro – El no estar de acuerdo con un político de la época, solo se podía expresar en una reunión familiar cuyo testigo mas fiable solía ser el brasero de la mesa camilla. Mucho cuidado de cerrar puertas y ventanas. Pero llegamos al día de hoy donde el insulto hasta está permitido y encima crea acólitos que lo rellenan con epítetos nuevos y hasta complementarios.
Antes, la clase política, gozaba de cierto prestigio oratorio. Hacían la poética de la oferta, mensajes y proyectos que ilusionen al personal y tenga su fuerza en las urnas. Hoy, al opositor, se le rodea de falsedades, dobleces, disfraces, vividores de situaciones y si no es suficiente para hacerlo caer, se les insultan, agravian y demonizan. Sacan a relucir flaquezas y hasta condominios cercanos. Meten a familiares ajenos a la batalla y defenestran hasta el camarero que le sirve el café. El insulto, como programa electoral y si es una fuerza nueva, sacar trapos envejecidos.
A Pablo Iglesias, ya le han llamado de todo. Ya no lo le ven como un rival al que tiene que combatir sino a un posible candidato al que tienen que derribar. Para ello, introducen en sus programas electorales como principal estrategia el insulto, la ofensa, el agravio, la injuria hacia el personaje en cuestión. Pasa de ser una persona ofreciendo un cambio social y lo convierten en un futuro inquisidor. Dan a demostrar la imagen de un alumno aventajado de un círculo radical-bolchevique, cuyo axioma latente es destruir todo lo que se ha logrado. De anunciante de crecepelos a vendedor de recambios quiméricos de incierto futuro. Rellenan sus discursos con el clásico “populismo” con menosprecios verbales y cierta dosis de desdén hacia la democracia participativa donde no intervenga como garantía un Banco o una Caja de Ahorros. Defenestran hasta la saciedad al portavoz de ofrecer a la sociedad en que su participación sea asamblearia y no bajo mandato acomodado. Consenso ciudadano y no Decretos Ley por imposicion.
Parece ser, que Pablo Iglesias emana de si muchos argumentos contra su persona pero hasta ahora, sus detractores no han logrado encuadrarlo ni clasificarlo para seguir golpeando insistentemente el yunque para su derribo. Hasta el tenebroso Sindicato Manos Limpias le atribuye diez delitos. Lo hacen participe de hordas criminales e ideólogo de narcoestados sudacas y movimientos represores. Todo vale, ya que el mensaje del acomodado bipartidismo, aunque improvisan sobre la marcha, se hace urgente la fase de renovación y acumular “pruebas” para que Iglesias no se sienta tan cómodo y le haga padecer similares temores a los que ellos sufren desde que cuatro universitarios, le dieron por concienciar a una población dormida y maniatada.
Si hace falta exponer la espada de Montoro para inquietarlos, pues se pone aunque ya reconocen que le ha salido mal la jugada. Si eligen a Monedero como el Barcenas de PODEMOS, vemos como también se les desinfla el globo. Utilizan la táctica del camuflaje dialéctico para embadrunar las ofensas y condenas. Pero se están retratando ellos mismos. Utilizan una brocha ya de por si muy desgastada.
Desprestigiar al adversario como estrategia de campaña y dejar la estela de la sospecha sobre el rival. Novedad cada vez más extendida entre los directores de campaña de los partidos políticos cuando las encuestas desfavorables no le permiten el reparador y apacible sueño.
Martirizar al oponente con afrentas personajes que es lo que se lleva hoy en día. Hay que sembrarlo de desconfianza y hasta pregonar que hace unos años el líder opositor se salto un semáforo en ambar en un descampado.
Cualquier cosa sirve para lanzar a las hogueras al opositor. Caso de PODEMOS, sacan a la palestra cercanías ideológicas con los coloridos de los chándal de Castro y Maduro. Siembran de duda ciudadana las propuestas y participación de esos ciudadanos por esos ideales y hasta preconizan de que no son españoles sino herederos de la mas rancia tiranía europea. Mientras tanto, se olvidan de presentar un programa que deje de revolver el estomago a la clase media. Con el insulto, el agravo y el ultraje a la persona, ya han cumplido. Después, toca otra cosa.
Juan Marcelo
|
